lunes, 25 de octubre de 2010

Vilacerio, 23 de Octubre

Para salir de Santiago en dirección al mar, a Fisterra, hay que avanzar por la Calle Hortas, donde una vez, hace años me comí una mariscada bien buena con Humberto, Pedro Alberto y Julían. Como anoche dormí en habitación individual para celebrar la llegada a Compostela, salgo a una hora razonable y completamente de día. Al ir a desayunar me encontré con El Vikingo y su novia. Yo creído que era el más rápido y ya voy viendo que no. El Vikingo y La Vikinga son muy simpáticos, pero me caen un poquito peor cuando me dicen que llevan dos días ya aqui. La última vez que los vi fue en Los Arcos y después de eso debieron de adelantarme mucho.

A pesar de que ya deja uno atrás la ciudad de Santiago, el camino sigue estando igual de bien señalizado que antes y también hay algunos albergues. Esta zona es mucho más boscosa que la que atravesé en la provincia de Lugo. Hay mucha niebla y parece que de un momento a otro va a salir Luz Casal de detrás de un tronco a cantarme Negra Sombra, esa canción tan fantástica con el poema de Rosalía de Castro.

El bosque es sobre todo de eucalipto y me acuerdo de aquellos maestros que tuvimos con conciencia ecológica que nos hablaban del error que había sido plantar eucaliptos aqui. Los que nacimos cuando yo tuvimos tanto maestros que pegaban como otros innovadores y vanguardistas. Yo tengo muy buen recuerdo en general de mis maestros, increíblemente hasta de los que pegaban. Yo era un huevón.

De nuevo comienza el desfile de aldeas, pero aqui hay menos. En los primeros diez o quince kilómetros de hecho casi todo son zonas residenciales con chalets. En una bajadita, otro pequeño variscazo sobre la conocida falta de humildad de Pedro Damián: apareció Antonio El Sardo. Antonio El Sardo se llama Antonio Paoli, es de Cerdeña y tiene setenta años ¡y también me había adelantado!. Antonio es un hombre cultísimo y petudo; y se ha hecho el Camino desde Saint Jean Pied de Port, como yo. De joven fue pescador de esponjas marinas. Más o menos juntos cruzamos Sareia de Abaixo, Moas de Abaixo, Carballal, Lombao, Aguapesada y Castiñeira de Lobo. Más o menos por ahi nos separamos. Antes nos encontramos a tres coreanos viejos con barbas como de mandarín que comen como lobos. Antonio me hace unos cuentos buenísimos del viaje en un italiano muy fácil de entender.

En el día hablo con Nayra sobre el aniversario de Chinguaro que se celebrará el viernes 29. Me tengo que poner las pilas desde que llegue aunque, gracias a Dios, el tratamiento que le di a las palomas ha surtido efecto y eso facilita mucho las cosas.

Después de Castiñeira, Susavila, Trasmonte, Reino, Burgueiros, Pontemaceira, Camino Real, Rapote, Piaxe, Portocamino, A Pena y por fin Vilacerio. No me acuerdo cual aldea es cada cual. Son muy pequeñas y muy parecidas. Esta parte del Camino es muy solitaria, apenas hay peregrinos y se camina durante largo rato sin ver a nadie. La tierra desde Santiago hasta aqui es casi negra, muy fina, como si fuera limo.

Los dueños del albergue de Vilacerio, que está genial aunque es un poco caro son también los dueños del bar. Les digo que voy a cenar y ellos me ponen una mesa, debajo justo del televisor donde más de veinte tíos están viendo al Barcelona jugar. Todos han virado sus sillas hacia la tele como en un cine y aunque lo disimulen, golifean al peregrino que se está metiendo un plato combinado como mucha, mucha grasa entre el pecho y la espalda. De vez en cuando gritan. "¡el canario!!" y yo me asusto, pero no es por mi, sino por Pedrito, el de Abades.

En el albergue, que hace solo tres meses que se inauguró estoy yo solo y en la planta alta una guiri. Un lujo dormir solo por segunda vez consecutiva.

3 comentarios:

  1. Pedro, a estas horas de la mañana (8), mientras suena en mi ordenador  “Nuove laudi ariose della beatissima vergine: Dogliosa querela della Madonna S.ma per conto del Figliolo Gesù smarrito nel Tempio”, de Palestrina, estoy casi en estado de trance, o sea, una especie de estado místico que no llega a ser tal, sino que se queda en más bien en un fantaseo, al que ayuda en gran manera la lectura de las noticias de tu gira por las lúgubres veredas de la Galicia de los eucaliptos, tan de cerca perseguido por esas sombras que canta Luz Casal.
    Aunque eso de mascar hojas de eucalipto debe tener connotaciones aún más flipantes, aún más si masticas esa hojarasca olorosa a la vez que oyes una música como la que te propongo o tú sugieres. Ignoro si la savia del eucalipto, aparte de sus propiedades curativas y expectorantes, también contiene algún alcaloide alucinógeno, de ser así entiendo el motivo de que te hayas transformado en koala galaico, y esos viajes iniciáticos que te producen los mugidos de las vacas en la cola del ordeño.
    Pedro, tú sabes que ha hecho propósito de no hablarte de política, que es un tema demasiado trotado y en el que las gentes tenemos propensión a enfadarnos los unos con los otros sin necesidad ninguna. No creo que el hecho de que el sol queme más las carrilleras izquierdas de los peregrinos, hasta el punto de ponerlas coloradas o arreboladas, tenga algo que ver con ninguna postura política; o sí, porque ahí tienes a Carrillo, el del partido comunista, que tiene el carrillo más que colorado.
    A mi no me importa de que color tengan los carrillos las gentes que conozco, de hecho a estas edades que soporto, ya sólo que importan que las personas sean gilipollas o no; debe ser por mi simplicidad, pero esa es la única clasificación que en estos días soy capaz de hacer de quienes conozco. Aún así, a los gilipollas los soporto con estoicismo y además hago como que no me doy cuenta de su estado de postración en la pollabobez. También, a veces, me curo en salud y me doy cuenta de que quien tengo delante piensa de mí que padezco ese síndrome pollabobítico, pero no le doy mayor importancia, sobre todo si al otro lo tengo por sufridor de esa catástrofe mental que te comento.
    No obstante, Pedro, me preocupa ese dolor tuyo en la pierna derecha. Eso es un claro síntoma de que no debes apoyarte en la derecha para hacer proyectos, caminatas, ni trotes; las derechas, generalmente, están aquejados de dolencias varias, por ejemplo, la que ya te he dicho.

    ResponderEliminar
  2. Juan Miguel, aprovecho que hoy la conexión es gratuita para decirte ¡cuidado que escribes bien, jodío!

    ResponderEliminar
  3. entre el que era pescador de esponjas marinas, y el bombazo de noticia de Pepe Benavente, me tienes muerta, cuñao!!! cuando nos veamos en "Carmita Manor House" tienes un montón de cosas pa contarnos!!! jajajaaj AH!!! FELICIDADES, MAYORDOMÍSIMO!!!! PRUEBA SUPERADA!

    ResponderEliminar