domingo, 17 de octubre de 2010

Astorga, 15 de Octubre

La mañana de hoy amaneció muy, muy fría. Hasta bastante avanzada la mañana fue imposible quitarme el abrigo. El primer pueblo por el que crucé fue Villares de Órbigo. Había unos niños que iban al colegio y estaban escupiendo mientras se esperaban uno al otro. Nunca he sabido yo escupir con propiedad. Lo que hago en el viaje es sonarme "como los moros". Me tapo un orificio y resoplo, y luego hago lo mismo con el otro. Muy fino yo.

Después de Villares de Órbigo vino Santíbañez de Valdeiglesias. Café con leche y una magdalena y pàlante. Entre Villares y Santíbañez ya hay muchos frutales y se ve que la hierba no se ha llegado a secar en todo el verano. Hay un irlandés, que se llama Harry que es el auténtico campeón de etapa. Me adelanta todos los días. Tiene toda la pinta de un irlandés, flaquito, pequeño, tatuado y muy religioso. Camina como un tiro. Llega un momento en que el camino va bajo un auténtico bosque. Después de más de diez días de páramo, es un alivio. A mitad de camino entre Santíbañez y la Cruz de Santo Toribio hay unos ocupas en una antigua casa abandonada. Si quieres, te ponen el sello y venden cosas. Tienen toda la casa llena de mensajes sobre el amor y todo eso. No se porqué, el Camino de Santiago llama mucho al hippierío. Me desea buen Camino y buena vida y yo le doy las gracias y sigo. Todavía sin calentar el sol, llego al crucero de Santo Toribio que no se sabe si es un punto donde el santo se alegró de ver Astorga o más bien el sitio donde juró que no iba a pisar la ciudad más nunca. El caso es que desde alli se ve toda la vega del río Tuerto donde están Astorga y otros núcleos. Es un sitio que está poblado desde antes del imperio romano y luego fue encrucijada de caminos para éstos. Hago una paradita y le mando mis mejores deseos a Rafael porque hoy es el día de entrega de los premios Planeta. La verdad es que me alegro sobre todo por la enorme capacidad de trabajo que tiene Rafael y que quizá no todo el mundo conozca. No digo más porque quedo como un adulón.

Cuando bajo a la vega el frío es terrible. La primera localidad, San Justo de la Vega es una auténtica nevera. Además, hay mucha niebla, de esa de la península, que no es como la canaria sino que sale de la tierra. A lo lejos se ve la ciudad espléndida. Mi primera ocupación fue renovar el puto carnet de identidad, que tengo perdido desde el día que estuve en Nájera. Ya en Astorga, sale el sol y la ciudad me deja deslumbrado. Solo al entrar, ya se ven los restos de una casa romana con un mosaico casi completo, unas pequeñas termas y el pavimento de unas habitaciones. Corro a la Policía y después de pasar la mañana observando a la población maragata mientras renueva su carnet, me atienden a mi y se acaba el problema. Ya tengo carnet.

Por suerte, el albergue, que es un antiguo colegio de monjas tiene internet gratis. Me paso toda la sobremesa conectado. Astorga es la ciudad con mayor número de pastelerías que he visto en mi vida. Por supuesto, también vi la catedral, el palacio episcopal de Gaudí y todas las ruinas romanas, que son espectaculares. Me comí tres dulces, uno detrás de otro, pero el más bueno fue el primero. Buena ciudad para Julián.

Cené solo y me fui de nuevo al albergue. Este albergue está totalmente atendido por extranjeros. No hay ninguna uniformidad en los albergues. No se si ya lo había dicho. Estos son extremadamente amables y a pesar de que no son unas instalaciones nuevas, todo está perfecto.

Creo que hoy he pasado todo el día solo, pero me entretengo tanto viendo a la gente que ni me he dado cuenta. Toda esta comarca se llama La Maragatería y yo me acuerdo de cuando en Estudio 1 daban La Esfinge Maragata de Concha Espina. También me acordé de Estudio 1 cuando crucé el parque La Grajera en Logroño, que salía la niebla del suelo como en La Dama del Alba que me cagaba todo cada vez que la daban. La tele de antes y la tele de ahora. El caso es que el rollo maragato da mucho de si: hay olla maragata, tiendas de sourvenirs maragatos y bodas maragatas. Las bodas maragatas tienen que ser para partirse de risa. El fotógrafo donde me hice las necesarias para el carnet (imagínense la pinta con que quedé) iba a enseñarle a un cliente el albúm de fotos de una boda maragata. Aunque me puso de goledor, no lo pude ver.

No pude ver ninguna iglesia ni museo de Astorga. Todo estaba cerrado.

No soy el único del Valle de Güímar que anda por estos mundos de Dios. Estando en El Burgo Ranero me llamó Enma Darias que está con su marido, su hermana Verónica y su prima Mariela Eliás haciendo el camino por la zona de Galicia. No convencieron a Nais porque se fue a Londres con Minguito que tiene más glamour. Las hermanas Darias también están encantadas con el camino, pero la parte por donde ellas están, está ahora mísmo más masificada. También están en el camino Milo Agulló y sus dos primas, pero ellas hicieron Saint Jean Pied de Port-Pamplona que les faltaba (el resto ya lo habían hecho). Estuvimos a punto de irnos de juerga en León, pero no cuadró.

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