viernes, 15 de octubre de 2010

León, 13 de Octubre

No hay mucho que contar del trayecto desde El Burgo Ranero hasta León. El camino sigue siendo una monótona sucesión de campos de trigo y cebada, ahora prácticamente yermos. Hay un personaje en un pueblo a medio camino, Reliegos. Se trata de una especie de jipi, que se llama Eusiginio. Su bar es muy conocido porque ha salido en las guías del Camino y en algún artículo de periódico. Además, él ha llenado todos los postes de la luz, contenedores, bancos y, en general, cualquier objeto inanimado desde El Burgo en adelante, de fotocopias de sus "apariciones en prensa". La gente pinta en las paredes del bar o escribe cualquier tipo de cosa. A mi, que cuando lo vi en la guía, me cayó simpático, tanta popularidad me estaba ya tocando las narices. De todos modos, iba pensando lo que iba a escribir en la pared, asi que...De todos modos, no hubo necesidad, porque el tal Eusiginio, al ser tan famoso, abre el bar bastante tarde y no estaba operativo cuando yo crucé Reliegos.

Llegué con un hambre de lobos a Mansilla de las Mulas. Mansilla es una ciudad relativamente importante, a orillas del río Esla, que es caudaloso. Ya en Mansilla, uno va viendo como cambia el paisaje. Cada vez hay más árboles y la tierra no está tan seca. Toda la ciudad está llena de carnicerías, charcuterías, fabricas de embutidos caseros...en fin, una perdición para un comelón como yo. Me decidí para desayunar en un sitio que hacían sus propios embutidos y me comí un bocadillo de cecina sencillamente delicioso. La cecina es muy popular por aqui.

Desde que sales de Mansilla te das cuenta de que estás en las inmediaciones de una gran ciudad. Las proximidades de León se anuncian con multitud de polígonos industriales, tiendas de muebles, grandes superficies, solares con escombros y demás. Cruzas eso si, un puente enorme y precioso, con forma curva que se llama Puente de Villarente. Es un vado sobre el río Porma, muy famoso ya en la antiguedad. Me llamaron como cuatro o cinco veces y a todo el mundo le decía "estoy entrando en León", pero la verdad es que tardé como tres horas en hacerlo. Algunos peregrinos prefirieron quedarse en Alcahueja, que es un pueblo satélite, de esos que se traga la ciudad.

Por fin llegué a la ciudad de León y me dirigí al albergue municipal. Como no me gustó mucho porque era también albergue juvenil sin hora límite de entrada, me fui sobre la marcha al de las Hermanas Carbajalas, que son benedictinas y están a un tiro de piedra de la catedral. El albergue es muy grande y obligan a dormir separados por sexos (¡la ignorancia!).

La Catedral de León me gustó tanto o más que la de Burgos. Como soy tan provinciano, no había visto ninguna de las dos hasta ahora. De hecho, no conocía ninguna de las ciudades o pueblos por los que he pasado y voy a pasar excepto Santiago. Como el día estaba tan soleado, las vidrieras estaban fantásticas y me alivió ver que el contenido de la Catedral no era tan inabarcable como en el caso de la de Burgos. A estas alturas del viaje, estoy como espantado con el arte que he visto. Uno pretende verlo todo, valorarlo todo, memorizarlo todo, pero es imposible. Todo el casco de Burgos es muy bonito y está bastante bien conservado. Tiene algo que lo hace diferente a las otras ciudades españolas que he visto. No se si es la anchura de las calles, la luz en ellas..no se.

En la Catedral me encontré a Horst El Alemán. Hacía más de una semana, desde Santo Domingo de la Calzada que no nos encontrábamos. Estando juntos viendo la catedral, me encontré al pobre Gonzalo El Asturiano. El pobre hombre estaba desolado. De su casa le dijeron que no le podían mandar más dinero y había decidido regresar. Estaba hecho polvo y casi llorando. De hecho, en estos días me había contado muchas veces lo frustrante que había sido para él no haber podido hacer el Camino en 1999 después de haberse preparado. Lo dejé con mucha pena y a esta hora debe estar ya en su casa en Asturias, pero me da que es algo que le va a afectar para siempre.

Antes de acostarnos, rezamos con las monjas. Fue curioso ver a gente de tantos países (veintidós concretamente) y de religiosidades y formas de pensar tan distintas rezando a Completas con unas monjitas viejas benedictinas. Al final, como ya comienza a ser habitual, nos bendijeron en muchos idiomas. Lo hizo una monja muy joven. La orden es de clausura. A pesar de que parece que somos ya menos peregrinos, solo en el albergue de las benedictinas de León había hoy setenta y siete personas.

La idea de separar los sexos es horrible. La habitación solo con tíos huele mucho peor que si hay alguna mujer intercalada....y el concierto de ronquidos es también mucho peor. A mi lado se acostó un "chino" con un antifaz de tela y tapones en los ojos. Puso sus manitas sobre el pecho, como si fuera un sarcófago y se durmió como un leño.

2 comentarios:

  1. Hola Pedro Damian!!!!

    Mucho ánimo con el camino y nos alegra mucho que sigas ahí con el camino ya que, al igual que decias con lo de tu madre, nosotros también hacemos el camino siguiendote a través de tu blog.

    Nos acordamos mucho de ti y del pobre Gonzalo.


    Esperamos que termine el camino completo como el quería y deseaba. Nos da mucha pena lo que le ha pasado. Que rabia da que personas tan buenas como Gonzalo vean entorpecidos sus deseos por personas que se hacen pasar por peregrinos y que son indeseables y que no se merecen estar ahí.

    Por cierto, somos los murcianos Paula y Jesús. Un abrazo muy fuerte y ánimo con el camino

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