domingo, 17 de octubre de 2010

Hospital de Órbigo, 14 de Octubre

La salida de León es igual de tremenda que su entrada. En realidad, hay que cruzar unos cuantos pueblos que la ciudad se ha tragado como Trobajos del Camino y la Virgen del Camino. Hace un frío que pela. La hierba por la mañana blanquea del hielo que se forma al congelarse el rocío. En la Virgen del Camino está la patrona de León que es una Piedad. La imagen es soberbia y está en una iglesia moderna que por lo visto ha sido muy controvertida. Sin embargo, en la fachada tiene las imágenes de los apóstoles y la Virgen muy modernas obra de Subirachs que a mi, sin ser algo que me guste mucho, me parecen muy buenas.

A partir de la Virgen del Camino el camino presenta dos opciones: la antigua que coincide con la carretera y que casi todo el mundo evita y una variante que se ha hecho para mayor seguridad del peregrino, que es la que yo seguí. Al salir de la Virgen del Camino y en realidad en muchos sitios por aqui hay cuevas para el vino. No son cuevas como las nuestras sino más bien archetadas y parecen la casa de Frodo el del Señor de los Anillos porque tienen tierra por encima. El colmo es que en uno de los grupos de cuevas hay un bar que se llama La Tierra Media.

Poco a poco, el campo va teniendo cada vez menos rastrojeras y más árboles sobre todo rebollos y robles. El primer pueblo que pasé después de la Virgen del Camino es Oncina de la Valdoncina (¡toma nombre!) y luego vienen Chozas de Abajo, Villar de Mazarife y Villavante. A partir de Villar de Mazarife, el camino es una recta completamente horizontal toda plantada de millo por todos lados. En mi vida había visto tanto millo. Mi padre fliparía. En estos tramos tan aburridos se te va un poco la cabeza, no se si ya lo había dicho, te pones a pensar en las cosas más absurdas. A veces yo me canto unos temitas de la Piquer, que eso siempre viene bien para la memoria. En mi familia somos un poco obsesivos con la memoria porque de viejos la perdemos. Mi tía Mari antes de dormirse repasa las tablas de multiplicar y las capitales de Europa (las de antes de dividirse Rusia, of course).

Llegando a Villavante pasa un rebaño de ovejas. El pastor a pesar de lo ageitado silbando y dando voces a los animales, también es sudamericano. MachuPichu, como diría aquella graciosa. Por esta zona hay lobos aunque nunca se dejan ver pero de vez en cuando se levantan alguna oveja por eso los pastores llevan unos perros mastines que son absolutamente preciosos. En Villavante hacen una cosa que me da una idea para hacer en Güímar, que no la escribo, pero que va a quedar muy bien.

Después de horas de caminar solo por completo, se llega a dos pueblos que son Puente y Hospital de Órbigo, uno a cada lado del río Órbigo. Son muy bonitos y están unidos por un puente muy antiguo, tortuoso y de muchos ojos que se llama el Puente Honroso. Al parecer, uno de Hospital en la Edad Media, que se llamaba Suero de Quiñones (un nombre asqueroso) se enamorò de una chica que no le hacía ni caso. Para que se fijara en él, todos los jueves se ponía una argolla de hierro al cuello. Cuando se cansó de esta táctica retó a todos los que cruzaran el puente a batirse con él. Cuando a fuerza de jugar mató a uno, lo dejó y se fue a Santiago caminando. La chica, impresionada o jarta de tanta tontería se casó con él y don Suero le regaló al Apóstol una replica del collar de hierro, pero en oro. Todavía estoy buscando lógica a toda esta serie de disparates.

El albergue parroquial es precioso. Las casas de Hospital tienen un patio interior como las canarias y de la misma manera tienen en el primer piso un corredor de madera. Por la noche, ceno sopa de trucha y huevos fritos con jamón. Hay muchas truchas por aqui, pero son de piscifactoría. La sopa de trucha es una cosa fea de ver, pero muy rica. Creo que soy el único en todo el albergue que habla español.

No he escrito nada de los palos. La gente anda arrastrando unos palos que da miedo. Se llaman "el bordón" y forman parte de toda la parafernalia del peregrino. Yo no llevo porque me pega que se me va a enredar en los pies y me voy a dar un samazo. Los guiris llevan dos palitos Decathlon Style que me parecen los más prácticos, los nostalgicos llevan palos de madera en algunos casos con una curvatura por arriba (un trabajo como otro cualquiera), los papas fritas llevan cualquier mierda que se encuentren: una caña (que se les rompe al momento), un palo todo cambado..en fin, lo que sea. El record hasta ahora lo ostenta un sanmiguelero que me encontré en El Burgo Ranero. Desde que lo vi de lejos con aquel tremendo palo y un regatón de hierro me dije:"-este es canario". El palito era como los de la Ceremonia de El Socorro. Solo por ir acarreando semejante tormento le podían dar la Compostela en papel especial. Me pregunto que obsesión tenemos los canarios de decir tan prontamente de donde somos. A la segunda frase, ya decimos que somos de las islas y si podemos forzar un poco el exotismo, mejor. No puedo con los ñakañakas y el guanchismo en general. El de San Miguel también llevaba, por supuesto, cuentas guanches, la banderita por algún lado y también la vieira. De la vieira o berberecho, les hablo otro día. Mi madre dice que hay que ver que raro soy que porqué no me compro un palito.

2 comentarios:

  1. buenas, cuñadísimo!!!! ...ya veo que la cosa va muy bien, pero noto cierta inquietud y envidia acerca de los "complementos fashion-peregriniles" de los otros caminantes....pa cuando llegues te tendré preparado un bucio todo lleno de piedritas de Swarowsky, pa que te lo cuelgues en tus próximas excursiones...jajjaajaj ÁNIMO CAMINANTE, QUE YA QUEDA POCO PARA COMER UN BUEN BIZCOCHÓN DE CARMITA!!! :-)

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  2. Eso del bucio con piedras de Swarovsky tiene mucho glamour.

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