sábado, 6 de octubre de 2012

4 de octubre. Cañaveral de León-Valencia de Ventoso

Me desperté medio desubicado entre una máquina de hacer pesas y varias bicicletas estáticas. Como quiera que el día anterior había ido a dos de los tres bares de Cañaveral, me pareció de justicia desayunarme en el tercero. Era esa hora en que están los tíos reuniéndose para ir a trabajar. Como es normal, al entrar, se calla todo el mundo, pero un rato después vuelve cada uno a su café, a su máquina tragaperras o a sacar tabaco para el día.

Solo tres cuartos de hora después de empezar a caminar, ya salgo de la provincia de Huelva y entro en la de Badajoz. Cambio también por supuesto de comunidad autónoma. Sin embargo, las dehesas son iguales, los cochinitos iguales y las encinas iguales. Lejos, rebuzna un burro. Mi abuelo Pedro, al que dicen que me parezco más que a ninguna otra persona, tenía un cuento buenísimo con el rebuzno de un burro. Él salió de Fuerteventura y debieron de pasar muchos años hasta que regresó, a un viaje solo de machos, con el rover de mi padre, a pescar y jugar a las cartas por las costas de la isla en los finales de los años sesenta, o sea, el paraíso. Al llegar al muelle de Puerto Cabras rebuzno un burro de una manadita que iban a embarcar. Muy serio, se viró y le dijo: "Paisano, ¡tanto tiempo fuera y tan pronto me reconociste!"


El tiempo está ahora mucho más fresco y yo tengo mucho más tono para caminar. Tengo una bolsa de agua en un pulgar del pie que es algo digno de que lo estudie la ciencia. Hace dos años estrené las botas el primer día de caminata y como si nada. Ahora, dos años de uso y me hacen ampollas...en fin. El campo está lleno de animales, sobre todo vacas.

Por asfalto todo el tiempo llego a Fuentes de León. Delante del Ayuntamiento hay una carpa estupenda para celebrar cosas. Encuentro una oficina de Correos y aprovecho para mandar a Tenerife algún peso que llevo en la mochila: la guía de Leo de la provincia de Huelva, el tocho de Román Morales que pesa su buen kilo y un libro que está escribiendo un amigo que también pesa lo suyo. La salida de Fuentes de León está llena de gente que camina haciendo ejercicio. Muchos chalets con mucho mal gusto. Al poco, un desvío de tierra por fin. Un poco después aparece Segura de León, con su castillo en lo alto del molino. Pasa un hombre con una carretilla de higos. A la orilla del camino, la Ermita de Los Remedios que está toda abierta y con feriantes por fuera porque hoy es el día de San Francisco de Asís. Un recuerdito para los de Afonso Carrillo, que contra viento y marea, han vuelto a organizar su fiestita este año. Me pierdo como un belillo en unas obras de una carretera.

Lo que yo esperaba que fuese un paseo hasta Valencia de Ventoso es un choleo "que te cagas". La ciudad se ve, pero parece que se aleja cada vez más. El camino aquí es muy pedregoso y escarpado, parece que voy bajando de El Reventón en Güímar. Como todos los días, cuando llego a la ciudad, que es bonita y limpia, todo me parece mejor. Valencia también tiene su castillo y como en los otros días, empiezo por la cerveza. El de la cafetería me dice que solo hay un hotel y que al dueño "lo operaron de una hernia hoy mismo". Me voy al hotel y enfrente hay un banco con seis viejitos que me dicen todos y por separado que al dueño del hotel "lo operaron hoy mismo de una hernia". Llamo al número de teléfono que está puesto en la puerta del hotel y cuando me responde una voz diciéndome que al dueño "lo operaron de una hernia", no puedo menos de asegurarle que yo ¡ya lo sé!. Así y todo, el hotelito es estupendo. Tiene cinco o seis habitaciones y está todo perfecto. Sin pedirme ni mi carnet ni nada, la cuñada del herniado me deja allí dentro y se va.

Lo que no hay en Valencia de Ventoso es donde comer. Mira por donde, los peregrinos suelen comer en casa del pobre señor "que se operó hoy de una hernia". Encuentro un sitio que se llama "El Aligüal" y me dice primero que no porque tenía una reunión, y luego que sí. El hombre cada vez que viene a la mesa a traerme algo hace un chiste: "muyayo", "mucho frío para un canario", "que si una hora menos"...Yo le rio la gracia al hombre porque me importa la felicidad del universo.



Dormí finalmente muy bien en Valencia de Ventoso y además, no había viento.

1 comentario:

  1. AY CUÑADO!!!!! bien de cosas has visto ya...y en cuantos detalles te fijas!!! ...de profesión, golifión! jajajaj me falta el toquito "anécdota friki", pero confío en que en algun lugar aparecerá el personaje perfecto y nos deleitarás con la "crónica vampírica" del suceso!!! ánimos, ánimos y muchos ánimos! si necesitas algo, se te pierde la tablet (la Morenita no lo quiera), o simplemente necesitas una burrada de las mias porque estás aburrido, me tienes en el watsap.ok? te llegaron ya mis calentadores a lo Nasarre!? ...los mandé por paquete azul...jajaajajajaj besos de tu cuñada la más chica.

    ResponderEliminar