miércoles, 3 de octubre de 2012

27 de Septiembre. Two years later.

Pues eso. Como en las películas americanas, dos años después aquí estoy que me voy de nuevo a caminar esos mundos de Dios (y de Alá, que también tuvo una parte). La verdad es que cuando hace dos años, crucé el Camino Francés, no creí que me fuera a enganchar, pero esta combinación entre caminar hasta rendirse, comprobando dónde tiene uno sus propios límites (al menos los físicos) y encontrar auténticos tesoros al llegar, en el mundo del arte, de la historia y de la naturaleza me parece perfecto.

Hubiera preferido hacer este viaje en primavera. No me apetecía ver de nuevo los campos de la península agostados tras el verano, pero la verdad es que en mi trabajo actual, es difícil escaparse durante un mes en la época de primavera y por otra parte, no soy un niño, de manera que no se podía aplazar más. Allá que nos vamos.


Vuelvo a escribir el blog básicamente porque me jode mucho olvidarme de los viajes, de los sitios que uno ve, de la gente con la que hablo, pero también es verdad que me encanta que lo lean y lo comenten. No soy un tipo solitario, todo lo contrario y me parece divertido viajar con el facebook abierto, el tweeter, el whattsup, las direcciones de correo electrónico y los sms convencionales. Eso de "desconectar" está sobredimensionado en mi opinión. Hablar durante largo rato con mi comadre, por ejemplo, alivia las cuestas más duras.

Durante un mes, quizá algún día más, que para eso solo me pedí quince días en dosmil once, voy a hacer un recorrido que realmente une tres caminos distintos. Comenzaré cruzando la provincia de Huelva y parte de la de Badajoz por un camino conocido como Camino del Sur, que une antiguos caminos ganaderos, carreteras y veredas para ir desde la ciudad de Huelva a la de Zafra. A partir de ahí, seguiré más o menos con rigor el antiguo Camino de la Plata, el camino con el que los romanos unieron a sus ciudades más importantes en la península y que iba según algunos desde Hispalis (Sevilla) hasta Astúrica Augusta (Astorga), aunque otros piensan que realmente comenzaba en Emérita Augusta (Mérida). Por último, y a partir de Astorga volveré a recorrer el Camino Francés hasta Santiago de Compostela (o no, igual tiro por Sanabria, ya veremos).

La verdad es que la Vía de la Plata se usa ahora para ir a Santiago, pero es un camino totalmente civil, sin la carga religiosa y hasta política que tuvo el Camino Francés. Espero que mi adoración por las cosas de los romanos se vea compensada en el recorrido. Flipo con los romanos. Yo creo que tenían en la cabeza como iba a ser el mundo hasta nuestros días y pusieron las bases para todo esto (menos internet, creo que eso ni se les pasó por la cabeza)

Como en todos los viajes, los últimos días son un tormento porque uno debe preparar cosas, dejar cosas medio organizadas y todo eso...y yo soy un desastre. Cuando por fin cierro mi casa y me subo al coche de Elena, llueve con fuerza en toda la isla y por rachas. Es posible como siempre que haya quien se acabe de peinar en la peluquería, quien tenga ropa tendida o quien haya lavado el coche...pero que llueva, que siga lloviendo cuando se acabe el verano, me parece uno de los milagros más fascinantes que uno pueda presenciar (soy un mago, lo se).

Para rizar más el rizo, me voy en barco. Si, en barco. No se muy bien la razón. En parte en porque la gente cuenta maravillas del barco de Armas hasta Huelva, en parte porque hace ya veinticinco años hice el viaje en sentido inverso en la época más triste y miserable de mi vida que fue cuando hice el Servicio Militar en la Marina. Fue una época tan horrible que prefiero ni comentar lo horrible que fue. Di tanta caña con eso, que el cincuenta por ciento de mi familia huyo de lo militar como de la mierda.

El barco efectivamente está estupendo. Hay un bouffet, una recepción impresionante, camarotes, piscina, varios bares... y yo estoy en una zona que se llama Butaca Vip (se queda uno como impresionado al oirlo). Lo malo es que al rato de estar en el barco, me doy cuenta de que como está en la proa, es donde más se marea uno. Huyo a la popa, pero contraatacan los animadores del barco con un bingo horrendo. Por los pasillos deambula una señora con una falda plisada, unos crocks naranja y un chandal verde tipo College. Admiro su atrevimiento. Me siento en la butaca y me hundo en la lectura del libro de Román Morales "Caminos de Agua". No es normal encontrar un libro tan interesante, tan bien escrito en lo descriptivo y en lo literario, hecho además por un canario que lo presentó personalmente en La Fonda Medina el año pasado.

Por delante de mi, va un matrimonio curioso. Ella es un hobbit. Por más que la veo, no parece sino un hobbit. Si la miras, ella se apresura a sonreirte y a contarte LO QUE SEA: que ha vivido en Canarias y le da pena irse, que el mar está malo, que el mar está bueno, que llueve, que deja de llover....pero su tema favorito es lo que vomita su marido. Cada vez que al hombre le dan las arcadas, al hobbit solo le falta enseñarnos el contenido de las bolsas del mareo. Si yo fuese el paquidermo de su marido (el hombre es inmenso) la tiraría por la borda sin mosca. Me voy comiendo unas magdalenas y lo lleno todo de ciscos. Cuando me las comí me di cuenta de que las había comprado para el desayuno de la Salida de la Virgen el día siete, pero estaban buenas aún. Recoger los ciscos fue un coñazo.

En medio de todo eso, me paso la tarde y la noche durmiendo...que no me viene mal. El verano ha estado movidito.

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