martes, 26 de octubre de 2010

Fisterra, Finisterra, Finis Terrae; 25 de Octubre

A media noche, mientras dormía se oyó un estruendo del carajo. Al parecer de manera automática se pone en marcha la caldera del edificio donde estábamos durmiendo aquellos tres pobres refugiados. A pesar del coñazo del ruido, no me importó nada. La habitación se calentó pronto y la ropa puesta sobre los radiadores quedó, si no limpia, al menos seca.

Como sigo sin dormir bien en esta Galicia de Dios, cuando me pareció y aunque era todavía de noche, salí de nuevo a caminar. Hay que avanzar bordeando toda la ría hasta Corcubión que de verdad les digo, es un buen sito para echar una semanita en verano. No quiero ni pensar el pescado y el marisco que se ha de comer aqui. Cruzando una ladera con pinos y eucaliptos, se llega a la siguiente ría, en donde a unos diecisiete kilómetros está Fisterra. Hay por el camino playas de arena blanca, con pinos, realmente preciosas. La primera que se cruza es Estorde, pero luego vienen Sardiñeiro y la playa de Lagosteira. Al llegar al pueblo de Fisterra paré a tomar café con leche y pensé que Pedro Damián el de Carmita Llarena no daba un paso más. La mayoría de la gente avanza tres kilómetros más y llega al faro que los antiguos consideraban el fin del mundo, desde donde empezaban los abismos, llenos de criaturas marinas terribles, donde el mar caía en cascada hasta no se sabe donde... pero yo, que al fin y al cabo se que eso no es asi, que todo eso está, pero delante de la isla de El Hierro pensé.."¡que le den por saco al faro!, ¿a que voy yo a ese peladero ventoso?" Y me quedé tan a gusto en Fisterra. Me tomé tres cafés con leche, un bocadillo de chorizo y un croissant porque seguro que ayer con la lluvia perdí muchos nutrientes.

Poco a poco, va saliendo el sol e ilumina este paisaje tan diferente a las montañas de Saint Jean Pied de Port donde empecé a caminar hace más de un mes. Hay gente trabajando en las lonjas de pesacado y se oye constantemente el graznar de las gaviotas. Si me preguntaran mi opinión sobre el Camino podría responder un montón de tópicos: efectivamente es una experiencia muy interesante, pero no hay una única conclusión. Conoces a un montón de gente, pero la verdad es que esa no podría ser la única razón. Yo soy cristiano, pero no creo que Santiago, el compañero de Jesús de Nazaret haya podido en una época tan remota cruzar todo el Imperio Romano para llegar aqui , y mucho menos la rocambolesca historia de sus restos (aunque el santo murió en Israel, sus restos aparecieron el Galicia siglos después bajo la señal de una estrella y, todavía más: se perdieron en el siglo XIX al esconderlos de Napoleón, para encontrarlos mucho tiempo después por el sueño de un obispo). Creo incluso que la propia iglesia, de manera no demasiado publicada pone en duda la veracidad de la historia. Sin embargo, que una estrategia de los arrinconados reyes cristianos del siglo IX haya marcado durante más de mil años un territorio de una manera tan contundente, con tanta historia y tanto arte,  que miles y miles de peregrinos lo recorran cada año, muchos efectivamente como una cuestión de fé eso si que resulta impresionante. Y la idea del paralelismo entre este camino y nuestra vida, que es uno de las razones más manidas en la bibligrafía del Camino de Santiago también me ha rondado todo el tiempo la cabeza: como nuestra vida, el Camino avanza hacia la puesta de sol y no tiene marcha atrás. Yo pensé todo el tiempo en donde estoy justo en este momento y creo que ando por los tibios campos de El Bierzo, a poco de remontar la cuesta de O Cebreiro y entrar en la dulce Galicia de la tercera etapa de mi vida.

Hay muchas cosas que me he olvidado de poner en este blog, por ejemplo que, enterado de lo bien que lo pasé y de lo mucho que comí, el propio Benedicto Equis Uve I se ha lanzado la manta a la cabeza y se viene para Santiago. Le están armando un escenario en la plaza del Obradoiro que riete tu de los de Madonna. Tampoco se si he recalcado lo suficiente lo importante que ha sido el equipo de apoyo comandado por Cristo y con mi madre, Humberto y Elena entre sus miembros. Yo desde luego, sin la informática y la telefonía móvil estaría todavía en Zubiri. Tampoco he puesto, ya se que me lo dirás Dani, otros detalles que te contaré en persona.Tampoco he podido poner las fotos que he ido haciendo con la cámara de Jorge González (Jorge, ¿no es magnífico que no la haya perdido?) Como ves, Roni, la Escuela Taller está siempre conmigo de una manera o de otra. Te lo digo de verdad, no se que va a pasar a partir de Noviembre cuando ustedes no estén. Igual dejo el Ayuntamiento y me matriculo en algún sitio donde ustedes estén dando clase y haciendo cosas maravillosas.

Me quedan dos días de viaje, pero ¡a Dios pongo por testigo que no daré un paso más! Aunque hubo un día que cené solo pan, no haré ahora como los peregrinos medievales que debían también regresar a pie. A los que con tanta paciencia (que ni el propio Job si hubiera tenido pc hubiera podido emular) han leído este blog, tengo que pedirles disculpas por sus incorrecciones, faltas de ortográfía y demás, atribuíbles no a mi mala formación, sino al alto precio de la conexión a internet, que me impedía corregir como hubiera deseado. Y... ¡se acabó!. Mamá, pon garbanzos en remojo que el jueves quiero comerme un ranchito.

Cee, 24 de Octubre

Hoy ha sido un día terrible. De verdad. Yo salí tan contento de Vilacerio, con ese subidón que me da a mi por las mañanas, incluso cuando voy a currar. Me desayuné en el mismo bar donde la noche anterior comí ante todo el machurringuerío de la localidad, pero ahora más discretamente. Avancé de nuevo por el campo, medio acojonado porque hoy fue día de cacería y los tiros sonaban por todas partes. ¡Mira que si después de tanto trotar por esta peninsula acabo fusilado por un cazador...! Me paré a hablar con uno y me dijo que en esta zona solo hay caza menor: conejos y liebres, pero en el bar anoche decía que por encargo, "Merros Style", hacían comidas de jabalíes, venados y todos esos avechuchos que hay por estos matorrales. Desde Vilacerio llegué primero a Cornado, luego a Maroñas, Bon Xesús, Gueima y Vilar de Castro. Más o menos a la mitad empezó a llover que daba miedo. Al principio solo me puse mi gorrita del bar Chinguaro que me ha acompañado en el frío y en el calor, en la salud y en la enfermedad (¡gracias Lali!), pero tuve que sacar el impermeable que providencialmente me dejaron Paula y Jesús cuando regresaron a Murcia. El agua me bajaba clarita. No vi prácticamente a nadie por el camino y empecé a embajonarme. En Maroñas está la iglesia de Santa Mariña (Marina) que fue una santa gallega muy buena ella, que ahora desde los cielos ayuda a "empreñar" a las vacas. Lo dice sin ningún rubor el cartel del Concello al lado del camino y además justifica en eso el hecho de que la comarca tenga una de las cabañas ganaderas más importantes de Galicia. Por aqui, las vacas son frisonas, de producción de leche. Más o menos en este punto me llaman de Güímar para contarme la muerte de Ángel Bermúdez y lo siento de corazón. Sabía de su enfermedad, pero no que hubiera empeorado hasta ese punto. Me pregunto que irá a pasar con sus magníficas colecciones de antiguedades y de arte. Espero que entre sus familiares o amigos haya alguien que mantenga unidas y en buen estado todas esas piezas.

Por todos lados hay camelias como aguacateros. Las camelias, como los rododendros, las azaleas, las hortensias y sobre todo para los güimareros, las magnolias, son plantas muy dificiles de cultivar en Tenerife porque odian la cal, pero aqui están tan a gusto que se dan hasta el nivel del mar.

Detrás de Vilar de Castro, creí ver el mar entre la niebla, pero en realidad era un enorme lago que le da nombre a la siguiente población: Lago. Luego, siempre lloviendo, vienen Porteliñas, Abeleiroas, Corzón, Ponteoliveira y Oliveiroa. A partir de Oliveiroa incluso me asusté un poco porque la zona estaba toda despoblada, hacía viento y no dejaba de llover. Prácticamente no vi nada. En el siguiente pueblo, Hospital, el camino se bifurca en dos: uno va hacia Fisterra y otro hacia Muxia. Hay gente que va a un sitio y hay gente que va a otro. Yo voy a Fisterra y tiro por la izquierda. Me llamó mi madre desde Icod que está con los cargadores de San Pedro. Me preguntó que como estaba el tiempo y yo le dije: "Caen unas chispitas". Unos veinte minutos más tarde, los dos móviles perecieron ahogados en el bolsillo del impermeable.

Hubo un momento que casi le digo a unos cazadores que me llevaran en el coche porque estaba harto. Pero en ese momento si que vi, desde allá arriba el mar brillando y se me quitó todo. No era el mar como en Tenerife, sino unas rías tan bonitas, con ese entra y sale de la tierra y el mar. En una hora o asi llegué a Cee, ese pueblo con ese nombre tan raro. Tenía una peste a mendigo que ni les cuento. Cuando uno está sucio y seco escapa, pero si te mojas, hueles como a perro abandonado. Además estaba muerto de hambre.

Al lado de tantas aldeas pequeñitas, Cee es como Playa de las Américas. Está en el lado sur de la ría y enfrente, al otro lado está Corcubión, que lo nombran tanto por los alijos de droga. Todo está rodeado de pinos que llegan hasta el mar en esta estampa tan clásica de Galicia. Las casas no son de piedra, sino que en su mayoría son blancas, con bonitas galerías acristaladas hacia la fachada y después de tanta aldea, tanto bosque y tanta vaca, resulta un sitio agradable para estar.

Encontré un bar que con un plato combinado le hace la competencia al bocadillo de ochocientos gramos del bar de Ignacio: lomo, bacon, papas fritas, ensaladilla, huevos fritos y queso. Me quedé hasta el cogote de comer y luego fui a buscar el refugio de peregrinos. No es exactamente un albergue, es un sótano en un edificio municipal donde hay camas y duchas. Hice un estalaje de cosas mojadas por el suelo y me dormí. Al rato llegaron dos señoras en parecidas circunstancias que también ocuparon otra cama. Al preguntarme que de dónde era y contestarle que de Tenerife, me dijeron "¡Ah, nosotras conocimos aun chico de Tenerife, tan majo!". Yo le hacía caso un poco por educación porque los penínsulares creen que nosotros somos tres en la isla y sin embargo, ¡era Víctor Ezquerro! jaja, que, claro que lo conocía. Esther y Teresa me dieron una piedrita que habían cogido en el Camino sin un fin concreto y aqui la llevo para el bueno de Víctor.

Como en la cama estuve pensando en que "se acaban mis pequeñas vacaciones" como decía Rafaella Carrá, incluyo aqui el vídeo porque además llevo días muy poco petardo yo. Por supuesto, Rafa no se refería a mi con lo de "el mejor de toda Santa Fé"

lunes, 25 de octubre de 2010

Vilacerio, 23 de Octubre

Para salir de Santiago en dirección al mar, a Fisterra, hay que avanzar por la Calle Hortas, donde una vez, hace años me comí una mariscada bien buena con Humberto, Pedro Alberto y Julían. Como anoche dormí en habitación individual para celebrar la llegada a Compostela, salgo a una hora razonable y completamente de día. Al ir a desayunar me encontré con El Vikingo y su novia. Yo creído que era el más rápido y ya voy viendo que no. El Vikingo y La Vikinga son muy simpáticos, pero me caen un poquito peor cuando me dicen que llevan dos días ya aqui. La última vez que los vi fue en Los Arcos y después de eso debieron de adelantarme mucho.

A pesar de que ya deja uno atrás la ciudad de Santiago, el camino sigue estando igual de bien señalizado que antes y también hay algunos albergues. Esta zona es mucho más boscosa que la que atravesé en la provincia de Lugo. Hay mucha niebla y parece que de un momento a otro va a salir Luz Casal de detrás de un tronco a cantarme Negra Sombra, esa canción tan fantástica con el poema de Rosalía de Castro.

El bosque es sobre todo de eucalipto y me acuerdo de aquellos maestros que tuvimos con conciencia ecológica que nos hablaban del error que había sido plantar eucaliptos aqui. Los que nacimos cuando yo tuvimos tanto maestros que pegaban como otros innovadores y vanguardistas. Yo tengo muy buen recuerdo en general de mis maestros, increíblemente hasta de los que pegaban. Yo era un huevón.

De nuevo comienza el desfile de aldeas, pero aqui hay menos. En los primeros diez o quince kilómetros de hecho casi todo son zonas residenciales con chalets. En una bajadita, otro pequeño variscazo sobre la conocida falta de humildad de Pedro Damián: apareció Antonio El Sardo. Antonio El Sardo se llama Antonio Paoli, es de Cerdeña y tiene setenta años ¡y también me había adelantado!. Antonio es un hombre cultísimo y petudo; y se ha hecho el Camino desde Saint Jean Pied de Port, como yo. De joven fue pescador de esponjas marinas. Más o menos juntos cruzamos Sareia de Abaixo, Moas de Abaixo, Carballal, Lombao, Aguapesada y Castiñeira de Lobo. Más o menos por ahi nos separamos. Antes nos encontramos a tres coreanos viejos con barbas como de mandarín que comen como lobos. Antonio me hace unos cuentos buenísimos del viaje en un italiano muy fácil de entender.

En el día hablo con Nayra sobre el aniversario de Chinguaro que se celebrará el viernes 29. Me tengo que poner las pilas desde que llegue aunque, gracias a Dios, el tratamiento que le di a las palomas ha surtido efecto y eso facilita mucho las cosas.

Después de Castiñeira, Susavila, Trasmonte, Reino, Burgueiros, Pontemaceira, Camino Real, Rapote, Piaxe, Portocamino, A Pena y por fin Vilacerio. No me acuerdo cual aldea es cada cual. Son muy pequeñas y muy parecidas. Esta parte del Camino es muy solitaria, apenas hay peregrinos y se camina durante largo rato sin ver a nadie. La tierra desde Santiago hasta aqui es casi negra, muy fina, como si fuera limo.

Los dueños del albergue de Vilacerio, que está genial aunque es un poco caro son también los dueños del bar. Les digo que voy a cenar y ellos me ponen una mesa, debajo justo del televisor donde más de veinte tíos están viendo al Barcelona jugar. Todos han virado sus sillas hacia la tele como en un cine y aunque lo disimulen, golifean al peregrino que se está metiendo un plato combinado como mucha, mucha grasa entre el pecho y la espalda. De vez en cuando gritan. "¡el canario!!" y yo me asusto, pero no es por mi, sino por Pedrito, el de Abades.

En el albergue, que hace solo tres meses que se inauguró estoy yo solo y en la planta alta una guiri. Un lujo dormir solo por segunda vez consecutiva.

Santiago de Compostela, 22 de Octubre

Bueno, hoy era el gran día. No se lo van a creer, pero a las cinco y cuarto había peregrinos haciendo bulla en la habitación. Cuando no pude más de la mala leche que me estaba dando, yo también me levanté y salí por patas. Desayuné en un bar y me lancé a lo oscuro. Lo que peor llevo del Camino, ya lo he dicho es no poder ir de tapas en las ciudades con marcha y no dormir bien absolutamente ningún día. El caso es que media hora después estábamos todos perdidos en un bosquete de eucaliptos. Suerte que había una luna espectacular y pudimos atinar con las flechas. Viendo la luna, me doy cuenta de que apenas han pasado veintiocho días del Concierto de Insomnia en Chinguaro. A mi me parece una eternidad.

Llegamos al aeropuerto de Labacolla todavía de noche, pero ahi ya me pude zafar de los otros peregrinos. La primera parte preferí caminar con ellos porque uno del grupo tiene una linterna (yo también, pero sin pilas). Entrar en Santiago es un poco decepcionante. Tienes que cruzar naves industriales, el aeropuerto, el campo de fútbol, el auténtico horror que es el Monte de Gozo y luego un sin fin de calles sin gracia. El nombre del aeropuerto tiene que ver con los peregrinos porque está donde mismo un río, el río Labacolla donde los peregrinos se ageitaban un fisco para entrar en la Catedral.

Al llegar a Monte de Gozo ya iba yo solo. Me duele mucho el pie derecho desde ayer. No se si tiene connotaciones políticas porque yo de ese pié nunca he cojeado. El caso es que además vamos todos asimétricos: como todo el tiempo caminamos de este a oeste, la gente está más morena en su lado izquierdo e incluso hay quien tiene la pernera de ese lado del pantalón más descolorida que la otra. Yo como soy medio negro, no lo manifiesto mucho, pero la gente muy rubia llega siempre al final del día con el cachete izquierdo colorado (te lo estoy poniendo a huevo, Juan Miguel)

Llegas a la ciudad de Santiago y parece que nunca vas a llegar a la Catedral. Un auténtico río de peregrinos llegados en guagua avanza por la calle, mezclados con los de mochila y con los compostelanos que van a sus cosas. Cuando llegúe a la Plaza de Quintana, que es tan bonita y donde había estado en una manifestación en contra de la guerra de Irak en 1993, casi me caigo para atrás. Era un mar de gente. Había una cola que quitaba el hipo. Uno va todo el tiempo por el Camino pensando "soy El peregrino, soy EL peregrino.." y cuando llegar alli dices "soy UN peregrino". Antes de que acabe 2010 habrán ganado la Compostela famosa unos 200.000 peregrinos y el jubileo ya, ni te cuento. Le pregunté a dos policías que si la cola era para entrar a la Catedral y me dijeron que no. Que es para "abrazar al santo". Por mi, por ahora, el santo se queda sin abrazar. El martes ya veremos. Les dije que me hicieran una estimación y me dijeron que habría en ese momento dos mil personas en la cola. Para entrar a la Catedral hay que dejar la mochila en consigna y la consigna vale dos euros. Para pedir la Compostela, hay que hacer una cola enorme también (aunque no tanto como la que hicieron los que vinieron en verano) y pagar la voluntad, pero te recomiendan que "la voluntad" sean dos euros.

Sin embargo, a pesar de todo eso, la misa de doce me pareció impresionante. Aunque era una misa de diario, de las que hay tres en cada jornada, la Catedral estaba repleta. Tocaron el órgano grande y cantó un coro. Con todo el jaleo de gente que entraba y salía, con la batalla para que la gente no use flash, con la sacadera de perras...con todo y eso, me emocioné. Yo soy un chico fácil.

Acabada la misa, al albergue, que también es un poco más caro que los del Camino. Quiero dejar parte del equipaje aqui para no llevar todo conmigo a Fisterra y eso también cuesta dos euros. No hay Menú del Peregrino para cenar en Santiago y comer es también más caro que en el resto del trayecto. Excepto los momentos en la iglesia, dan ganas de salir pitando a pesar de que creo que Santiago es la ciudad que más me gusta de España. Por la noche, la clásica tortura, todos los bares de tapas están llenos y los escaparates de las calles Franco y Villar están petados de mariscos y delicatessen. Me dan ganas de teletransportar a alguien que me acompañe a disfrutar de ellos. Sin embargo, como rapidito y me voy "a casa" que mañana sigue el choleo, pero ahora en su parte laica.

Pedrouzo, 21 de Octubre

Salí de Palas de Rei sin ver absolutamente nada. Hay que ver lo que ha menguado el día desde que empecé a caminar el 26 de septiembre. La semana que viene cambia la hora y eso será un alivio. Cuando yo trabajaba con Roberto en las fresas, el cambio de hora era un vacilón. Normalmente en las empresas agrícolas no hay una hora fija de entrada sino que se va modificando poco a poco a medida que el día mengua o crece según el ciclo natural, pero los dos cambios de hora artificial eran un desbarajuste. Unos llegaban una hora antes al punto de recogida y se morían de frío esperando, otros llegaban una hora después y perdían el día. Roberto, con su socarronería y su asshento palmero les desshia: "Dejen un reloj como misshmo y esshe es el reloj de las fresshas".

Nada más empezar a caminar, vuelve a empezar la sucesión de pequeñas aldeas, preciosos prados y bosques de robles y castaños. A estas alturas, ya se ve también algún eucalipto. Los mordisqueo, no en balde hubo un tiempo en que me llamaban el koala por mi nariz (eso fue antes de que llegara el que iba a hacer un corral). A primera hora de la mañana, se oyen las vacas desesperadas, mugiendo y el run run de las ordeñadoras. Ya se que me repito, pero yo flipo con las vacas. Cuando yo era chico, había muchas cuadras en Güímar, la mayoría de la gente rica que las necesitaba para el estiércol de la platanera. El estiércol en Tenerife tiene otro matiz porque la cama es pinocho, pero aqui también me gusta mucho a mi el olor a mierda de vaca. Solo en el casco de Güímar estaban la cuadra de don Ignacio, en el aparcamiento trasero del Casino, la de don Julio, en el hotel rural Santo Domingo, la de los Marrero, donde hoy está ValleCanarias, el Santander y todo eso, la de don Polo Castro en su casa, la de doña Ernestina Rivero, al lado de casa, la de los Campos en Las Vistas...un montón. Le tengo que preguntar a Carmita donde estaba la de los Pérez, porque seguro que tenían. La gente más "normal" también tenían alguna vaquita: Ángel Sanabria, Nicolás Barrera, los padres de Pedro Alberto.... Yo estaba a veces en la escuela de San Pedro Abajo y bajaba la yunta de los Marrero a arar a Juan Fú con su boyero. Igualito que ahora.

Saliendo de Palas se va uno encontrando San Xulián, Pontecampaña, Casanova (donde vendían frambuesas), Leboreiro (que tiene una iglesia muy importante, Santa María de Leboreiro donde me pegué como media hora hablando con Loli Bethencourt por teléfono), Furelos, que tiene un puente precioso y Melide. Melide es una gran ciudad, bueno, mayor que Güímar. Ahi se suele quedar mucha gente, pero yo hice un desayunito y tiré palante. Vienen  luego Boente, Castañeda, Ribadisa de Abajo, Arzúa, que tambien es muy grande, Salceda, Santa Irene, Rúa y por fin, Pedrouzo, que es donde me quiero yo quedar. En esta parte, el Camino es bastante desesperante. No parece que vayas a llegar nunca a ningún lugar, son subidas y bajadas interminables, no demasiado duras, pero al no haber ningún hito importante por el camino al final del día no recuerdas muy bien lo que has caminado. Además, la traza del Camino no es como en las comunidades anteriores, que parece que está igual desde que vino Almanzor, sino que a veces da rodeos inmensos para salvar un prado o una finca determinada. Es una quemada.

En el albergue de Pedrouzo, al hacer mi inscripción tenía delante a un grupo de jerezanos muy enfadados con las hospitalera. Se habían duchado en unas duchas sin distinción de sexos, pero además..¡sin puertas en la ducha!. Le dijeron a la hospitalera que tuviera en cuenta que en el Camino estaba Dios, ¡pero también el diablo! Ella, en este caso la gallega mucho más graciosa que los andaluces les dijo que si iban todo el Camino rezando y ellos respondieron "que si, que rezaban el Rosario, el Angelus, Vísperas, Completas". Estaban enfadados de verdad. La hospitalera era un punto. Se llama Obdulia.

Yo llegué tan fundido este día que prácticamente no cené. Me compré un batido y unas galletas en un supermercado y me tiré para la cama. Comiendome las galletas en las mesitas que, muy apropiadamente había puesto la dueña del Supermercado Claudio (por si ustedes pasan por Pedrouzo) vi una escena como de película. Una mujer esperaba al lado de un coche, vino otra y hablaron en voz baja. La primera hizo como por llorar y se puso de espaldas a la que había traído la noticia. Hacía ese gesto de mirar para arriba para evitar que la vieran llorar. La que había llegado en segundo lugar, que era también más joven entró al supermercado a comprar kleenex. Luego se fueron las dos a una tienda de informática. Esas cosas me hacen pensar en que somos como bolas de billar en una mesa. A veces pasamos una cerca de la otra y ves esas escenas, que son como un contacto fugaz entre sus vidas y mi vida. Me quedé un rato fantaseando qué era lo que había pasado.

sábado, 23 de octubre de 2010

Palas de Rei, 20 de Octubre. Tercer Aniversario de la Consagración de Chinguaro.

Voltarén, ampollas, Sarria, compostela, Almería, credencial, ibuprofeno, vieira, Palas de Rei, Compeed, tendinitis, Papa, botafumeiro, linterna, Menú del Peregrino, Madrid, kilómetros, bastón, ligamentos, masajes, peregrino, hospitalero, albergue.......xacobeo, jacobeo, chacobeo...¡ya lo veo!.

A partir de Sarria todo ha cambiando. Por supuesto, una vez cobrado el dinero del PagoAmigo de ayer me di un desayuno de jeque árabe. Entre que me puse a caminar más tarde y que a partir de Sarria hay una auténtica marabunta de gente caminando, casi cojo una depresión. Grupos y grupos de gente gritando, preparados o no caminaron hoy por el camino: gente con vaqueros, gordos de esos que producen entre los muslos un ruidito que hace pensar en hermosas rozaduras al final del día, grupos de divorciadas, chulitos godos...en fin, algo terrible. Es inevitable mirar con desdén a estos recién llegados. Metí caña y me puso delante, pero asi todo, el ambiente ahora es muy distinto. Los peregrinos de los cien kilómetros son los que más manejan el argot, los que más dicen "buen camino", los que más trucos se saben...(MariaJosé, no me lo tengas en cuenta, que no va con ustedes)

Huyendo de la peña, acabé por llegar a Barbadelo. Hoy vuelve a haber mucha niebla y la salida del sol ha sido preciosa. Siempre caminando cruzo Rente, Peruscallo, Cortiñas, Casal, A Pena, As Rozas, Mercadoiro, Montras, Parrocha, Vilachá..pequeñas aldeas prácticamente unidas unas a otras. La referencia más habitual es la parroquia y luego el Concello. El paisaje gallego es totalmente distinto a lo que he cruzado hasta ahora. Es una especie de Arcadia feliz, de prados con vacas, de bosques de robles y castaños que a veces forman un verdadero tunel por los que avanza el camino, siempre bordeado de muretes de piedra llenos de musgo y helechos. Sin embargo, los núcleos de población no tienen el interés de los que he visto hasta ahora, de manera que entre eso y la masificación, decido caminar mañana y tarde. Por la tarde, el Camino está mucho más tranquilo y avanzo hasta cuarenta kilómetros al día.

A mitad de camino, crucé Portomarín. El pueblo antiguo está bajo las aguas del pantano de Belesar del río Miño. Ahora, como no hay agua en el pantano, se ven las bases de las antiguas casas, los límites de lo que fueron los prados entre las heladas aguas del río. Cruzando el puente sobre el embalse lo pasé realmente mal. Tengo algo parecido a vértigo que es más bien un terror loco a que me de por zumbarme al vacío. Ya me pasó una vez en una telesilla en Escocia. Después de Portomarín vienen Gonzar, Castromayor, Hospital de la Cruz (ahi se quedó Félix el médico), Ventas del Narón, Ligonde, Airexe, Avenostre y por último Palas del Rei, el lugar donde voy a dormir hoy.

La llegada de peregrinos ahora es como cuando Escarlata llega a la estación de tren después del incendio de Atlanta. El que no es un porrón sin asa es una jarra desbocada. Todos están lisiados. Es un cuadro verlos llegar. Por suerte, el Palas de Rei para muy poca gente a pesar de que el albergue de la Xunta de Galica es magnífico. La cena, extraordinaria: alubias blancas (me pusieron la sopera al lado y no se las veces que me serví) y lacón al horno con papitas. Me bebí la botella entera de vino y luego unas natillas. Me cobré lo de anoche, desde luego.

Hoy hace tres años del feliz día en que se consagró la ermita de Chinguaro. Han pasado muchas cosas en ese tiempo. Añado el vídeo del traslado de la Virgen de Chinguaro en aquella tarde emocionante que grabó la Escuela Taller.


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Sarria, 19 de Octubre. El cumpleaños de mi ahijado querido.

Salimos de O Cebreiro totalmente de noche y helando. Yo creía que se había derramado algo en el asfalto porque patinaba, pero luego vi que era una capa de hielo finito lo que me hacía resbalar. Delante tenía unas gallegas que, fíjate tu que casualidad, hablaban de Canarias, de lo feo que era, "todo quemado" y "todo seco". Yo callado. Después de un pequeño error en el itinerario, llegamos a Liñares que es apenas una aldea igual de fría e igual de alta que O Cebreiro. Prácticamente una detrás de otras vienen distintas aldeas que se llaman Hospital y Padornello. Son pequeños pueblos de doce o veinte casas, llenas de vacas que mugen a primeras horas del día esperando que las ordeñen. Después de Padornello viene el Alto del Poio que a estas alturas, es nada más que un badén para los peregrinos. En la barra del bar del Alto del Poio, en el primer café con leche del día hablé con Felix, un médico gallego que estaba casado con una chica de Gran Canaria y había vivido en Salinetas, en Telde. Me hizo observar que en el bar había ron Arehucas. No se si es consecuencia de todos los gallegos que vinieron a la construcción a Canarias. Después de Alto del Poio y sin prácticamente apenas diferencia entre unas y otras vienen Fonfría, O Viduedo, Filloval y As Pasantes, todas ellas prácticamente aldeas con las mismas características.

Poco a poco se va bajando de cota. El paisaje es sencillamente grandioso. El valle donde está Triacastela, la ciudad de los tres castillos está rodeado de laderas verdes, con prados fértiles y mucho ganado que sin embargo, en las cotas más altas, ya debe estar encerrado permantentemente en las cuadras. Poco antes de entrar a Triacastela, en As Pasantes hay un castañero magnífico que tiene ochocientos años. Me paré a fotografiarlo y un viejo me quiso vender un bastón de peregrino. Ya en Triacasterla, volví a coincidir con Felix. Es una persona de fácil conversación. Fué médico de urgencias en el Negrín y alli estuvimos criticando al Servicio Canario de Salud.


A partir de Triacastela, uno puede elegir entre ir por Samos donde hay un monasterio magnífico, pero el camino va todo el tiempo al lado de la carretera o bien ir por San Xil, que es mucho más tranquilo, pero te pierdes el monasterio. Yo como estoy harto de caminar al lado de carreteras en Castilla, escojo San Xil. Llegó el momento en que pensé que estaba perdido de lo solo que andaba, pero encontré en medio del bosque una fuente horrrenda con una concha que me hizo ver que iba bien. Ahi me llamó mi amigo Nicolás para darme algunas noticias de Canarias, entre otras que Pepe Benavente dejó a su mujer para irse con un músico de su orquesta. ¡Si es que se veía venir!.

Todo el campo está lleno de balas de heno y de ensilado. El heno es simplemente la hierba del verano seca y su olor es delicioso. El ensilado es lo mismo, pero encerrado en bolsas, sin aire, de manera que se fermenta y los animales lo comen jugoso. Ese huele como entre a cerveza y a frutos secos. A partir de San Xil, que es un pueblo muy pequeño, el paisaje se abre y se ve una vega enorme, llena de pequeños pueblos, bosques y prados. Cruzo rápidamente Montón, Fuenteacuda, Furela, Pintín y Calvor para llegar finalmente a Sarria.

Sarria es una ciudad grande. De hecho, la más grande de todo el Camino de Santiago en Galicia excepción hecha de la propia ciudad de Compostela. A partir de aqui hay unos ciento diez kilómetros hasta la ciudad del santo y por eso es un punto de partida muy popular entre los peregrinos. De aqui salieron este verano María José, Tite y Carmen María González que me dieron muchos datos sobre el Camino antes de venir.

Antes de llegar a Sarria le pedí a mi equipo de apoyo que me hiciera otro PagoAmigo, pero no se porqué el mensaje con el código para retirar el dinero se retrasó. Llegué al albergue y no tenía nada de dinero. Félix, el médico, se ofreció a pagarme los cinco euros del albergue pero no me atreví a pedirle dinero para comer. Cristo, Humberto, Elena y Arancha hicieron lo posible y lo imposible, pero se hizo de noche y no conseguí la transferencia. Estuve a punto de pedirle a Rubén que le dijera al cura de Sarria que me hiciera un bocadillo. Al final, fui a una panadería y me compré un pan de treinta céntimos. Mientras me lo comía (despacito) pensaba "-Pues ahora si que parezco un peregrino medieval".Me llamó mi madre preocupada (las preocupación mayor de mi madre es que comamos). Cuando me pregunen tó que si había cenado le dije "Comí algo". Hasta ahi, todo verdad. Me preguntó: "¿que comiste?", y yo pensé: "la cagamos". Tuve que inventarme un menú y al decirle "huevos con papas fritas", casi me muero de hambre. Ya de noche, durmiendo, el teléfono vibró con el puto mensaje para poder retirar el dinero.

Hoy es el cumpleaños de mi ahijado Manuel. Los que me conocen saben cuanto me gustan los niños. Mis ahijados, los hijos de mis primos y ahora mis sobrinos me sirven para, de alguna manera, sentirme padre por momentos. Notar que un niño, en este caso Manuco manifiesta algún parecido con mis hábitos, repite alguna frase mía, reacciona como yo lo haría aunque sea alguna vez, es un fenómeno más mágico que la alquimia de transmutación de los elementos. Él no sabe, porque no tiene edad para eso, lo mucho que lo quiero, de la misma manera que no sabe, porque aún no puede saberlo, como lo quieren sus padres, que es de una forma mucho más intensa, de esa manera irracional con que quieren los padres, como quieren las vacas a los becerros, más como si fueran un miembro de sus propios cuerpos que como a otro ser humano. Lo sabrá con el tiempo, claro está. Durante el día me he acordado mucho de él y le he pedido a Dios que sea feliz que es algo mucho más complicado que estar a gusto, que al fin y al cabo, es lo que uno quiere cuando tiene diecisiete años.

Lo felicito con esta canción con la que su madre y yo le hemos tocado tanto los huevos estos meses. Felicidades Manuquito.TQM, XD :)

O Cebreiro, 18 de Octubre. ¡El aniversario de Enrique y Eva!

A la salida de Villafranca del Bierzo hacía hoy un frío de cagarse. Ya se que dije que esto era más templado, pero la salida natural de la ciudad hacia Galicia es a través de un valle estrecho, casi un barranco por donde baja el río Valcarce y todo el tiempo hubo mucho viento. Además del Camino de Santiago, por el valle suben hacia la provincia de Lugo una autovía y la carretera nacional. En los primeros tramos me acompañó una francesa que dijo que podía ser mi madre y era verdad. TEnía un hijo un año mayor que yo. La tía se había hecho antes del verano el tramo Le Puy-Roncesvalles, que son unos setecientos kilómetros y ahora hacía el resto, otros setecientos. Caminaba bastante más rápido que yo aunque hacía etapas más cortas. Me pareció superatractivo hacer esas cosas en la jubilación, tienes dinero, tienes tiempo, si llegas en condiciones físicas adecuadas, parece algo perfecto.

Algo más arriba de Villafranca está Pereje, después de atravesar un bosque precioso de castañeros que harían las delicias de mi hermano Enrique. El cementerio de Pereje es sombrío, pequeño y húmedo. Si me muero, que no me entierren en Pereje, por Dios. Prefiero que mis huesos se vayan secando en Salamanca, junto con los de cualquiera de mis abuelos. En Trabadelos tuve que tomar un café con leche, aunque fuera solo para calentar las manos, que las llevaba heladas. El cámarero me tuvo que abrir el sobre de azúcar porque yo no podía. En esas condiciones, orinar se convierte en algo bastante cómico. El frío en todas las partes implicadas en el proceso acaba por hacerme reir. En Trabadelos hay muchas serrerías y el aire huele a serrín. Veo en la tele los disturbios en Francia y el tiempo. Por ahora, no lloverá. Siempre por el cauce del río Valcarce se van sucediendo La Portela, Ambasmestas, Vega de Valcarce y Ruitelán. En esta zona, aunque sigue siendo León, la gente habla completamente en gallego. Todo el camino está ahora lleno de prados con vacas. A mi me encantan las vacas. Les hago fotos por un tubo. El camino por el valle de Valcarce está todo lleno de carteles corregidos. Obviamente, la administración los escribe en castellano y algún ortodoxo linguistico los tiene todos corregidos al gallego. Incluso los que están escritos para los peregrinos están modificados o tachados. Totalmente absurdo y típico de la gente que no entiende que los cambios en el territorio son graduales y que las señalizaciones son simples convencionalismos.

Voy gozando entre arroyos, castañeros y nogales hasta que llego a Herrerías (Ferrerías, por Dios!). Aqui "empiezan los peos". Perdón por la vulgaridad, pero esta expresión guimarera me encanta. Hay que subir desde unos 700 metros sobre el nivel del mar a 1300 en tan solo 8 kilómetros. Como subir La Ladera por Cueva Negra para arriba. A pesar de lo duro, el camino es muy bonito. Sin parar, me pongo en La Faba, un pueblo lleno de vacas por el centro de cuyas calles corre permanentemente un pequeño arroyo de orines de reses. Imposible no pisar alguna bosta. Todo el tiempo fui de chulito dejando peregrinos atrás. La mia se me estaba preparando. Al llegar totalmente arriba, a Laguna de Castilla, que es el último pueblo de León, me tomé una cerveza como un mundo. Burlón, esperé ver llegar a los demás peregrinos del día. Un empujón más y se llega a O Cebreiro, el primer pueblo de Lugo y por tanto de Galicia. El paisaje es una maravilla, montañas llenas de prados y bosques en los que ahora hay mucho contraste entre los helechos, que están dorados y el verde de la hierba, solo faltarían unos gaiteros tocando para recibirlo a uno al llegar. Como se que en este albergue hay mucha gente, nada más llegar al Cebreiro, me planto en el albergue y ¡sorpresa! acabo de perder de nuevo mi documentación, ¡antes de una semana!. Después de llamar al albergue de Villafranca y comprobar que no estaba allí, recordé un "ruido" en algún lugar del camino donde consulté la guía. Llamé a un taxi y le pregunté cuando me cobraba por volverme a llevar a Ruitelán, sin estar seguro si era ese sitio. Le dije al taxista: "es un lugar donde vi unas vaquitas". El hombre debió pensar que yo estaba pirado. Total, que le propuse llevarme y que yo lo avisaba cuando reconociera el sitio. Al pasar por un punto de la carretera le dije: "Aqui, aqui", me bajé y sobre un montón de estiércol estaba mi carpeta con la credencial y el carnet recién expedido en Astorga. Soy un desastre, lo se. Fui a pagarle al taxista y me dijo, "¿Como subirás?", le contesté que caminado de nuevo por la megacuesta. Le dió pena y me llevó de nuevo sin cobrarme. Cincuenta euros en el día es algo que no puedo permitirme en este viaje. Más o menos con veinte euros escapo cada día. De todos modos, el taxista resultó un hombre interesante que me contó muchas cosas de Galicia.

Todavía queda más. Me fui a misa a O Cebreiro porque es un lugar tan emblemático. Cuando estaba a punto de empezar el cura preguntó que quien quería leer. Yo me desalé por hacerlo, pero la letra era muy chica para mi presbicia asi que el cura me dijo que fuera a por las gafas. Me pegué una carrera hasta el albergue y las traje, pero de tanto que corrí, me asfixié. Cuando llegué, ya era el momento de la lectura y la leí como un asmático. La gente me miraba con pena.

La subida de O Cebreiro es tan tremenda que te saca todo lo que tengas pendiente. Yo me di un talegazo hace dos años en mi caminata diaria hacia El Puertito y hoy me duele la rodilla donde me di ese día. Mi abuela Nico decía que a ella le dolían las rodillas porque nunca había comido mantequilla, que ella debía ver como una especie de Tres En Uno. Se daba corcova de camello, que era una cosa asquerosa que vendía mi abuelo Pedro y que no era sino la grasa de la peta de los camellos. Todavía hace poco la he visto a vender en algunos bares de Taco.

O Cebreiro es chiquitito y frío como Teno Alto asi que se propicia otra noche de palique con los demás peregrinos. La cena, caldo gallego y huevos fritos con lacón, riquísimos, me la sirvió uno de aqui que se enamoró un tiempo de una canariona y vivió en Las Palmas. Muchos gallegos vivieron allí y ahora están de nuevo aqui.

Hoy es el día que se casaron mi hermano Enrique y Eva. Como antes, cuando se dedicaban canciones en La Ronda (tu de eso no te acuerdas, ¿verdad María José?) yo los felicito con esta, que me encanta sobre todo por la complicidad entre los dos cantantes (pobre Martin Gaye, que luego su padre le dio un tiro), Felicidades, pollos


viernes, 22 de octubre de 2010

Villafranca del Bierzo, 17 de Octubre

Hoy ha sido sin duda uno de los días más bonitos del viaje. No lo dije ayer, pero al parecer, como El Bierzo está rodeado todo por montañas tiene un microclima particular. Ya al bajar desde Astorga se notaba que cada momento hacía menos frío. El relieve es también muy distinto. Está todo lleno de pequeños barrancos por donde corre mucha agua. Mientras que arriba, en Astorga y sus alrededores estaba helando, en las afueras de Ponferrada la gente paseaba en manga corta como si fuera una tarde en la vega de La Laguna. Todavía quedan en los huertos de El Bierzo tomates, pimientos y otras verduras que arriba estarían igual de tullidos que yo. La uva está aqui abajo ya vendimiada. Al salir de Ponferrada, el Camino va cruzando muchos pequeños pueblos en parte asimilados por la ciudad, sin embargo en todos ellos hay mucho ganado, especialmente vacas, cochinos y ovejas. Hay gran cantidad de frutales, algunos raros para mi como avellanos, kiwis y muchos, muchos membrillos. El olor de los membrillos es tremendo, especialmente en los árboles a los que les está dando el sol. Cruzo a solas Columbrianos, Fuentes Nuevas y Camponaraya. En todas ellas están las señoras dándole al tema vacuno. La ropa típica es una que también se usa mucho en el triángulo San Juan, La Hoya, San Pedro Arriba, es decir una batita con pantalones debajo y encima de todo, una rebeca...¡y tan a gusto que van ellas!. Lo siento Laia, no hay mucho glamour en El Bierzo. Podrías ir de misionera, jejej. Antes de salir el sol en todo el país me acompañan las urracas, tan bonitas, los cuervos y muchos mirlos. Después de Camponaraya viene Cacabelos. Hasta los nombres suenan ya a gallegos. En Cacabelos hay una feria Outlet que promete, pero no me puedo parar. Tampoco puedo pararme a ver una de las cosas más divertidas del Camino: en la iglesia de Las Angustias de Cacabelos está San Antonio de Padua jugando a las cartas con el Niño Jesús. Yo estaba frito por llevarle una foto a Ángel Bermúdez, pero estaban en misa  y no pude esperar.

Al salir de Cacabelos, el camino empieza a subir hasta la localidad de Pieros y luego Valtuilla de Arriba. Aunque se que voy a una ciudad relativamente grande, no la veo por ninguna parte. En Valtuilla hay dos bares en dos garajes. En uno está sonando "Trinidad mi trinidad, la de la Puerta Real.." y en otro "Alejandro" de Lady Gagá. Yo prefiero el primero, pero cuando me acerco me doy cuenta de que el café es de cafetera. Yo para tomar café de cafetera espero a Güímar que tengo una bien buena que me regaló Dácil hace un montón de años. El hombre del bar más moderno hablaba como un loro y me contó lo despoblado que está el pueblo. En el edificio donde ahora está el bar, se encontraba la escuela, con noventa niños. Ahora solo hay uno y va a clase a Villafranca del Bierzo. Sin embargo, el campo no está abandonado. Todo está lleno de viñas que empiezan a perder la hoja. Dos o tres grandes bodegas han comprado todo el terreno y producen vinos blancos y tintos muy buenos.

La llegada a Villafranca es como un cuento. La ciudad prácticamente no se ve. Está en un punto donde confluyen dos o tres valles y a pesar de lo apartada que está, es interesantísima. Tiene dos o tres iglesias espléndidas, sobre todo las de San Francisco y Santiago. Esta última tiene un privilegio: las personas enfermas o impedidas que crucen su puerta pueden ganar el jubileo como si estuvieran en Compostela. Además hay un castillo impecablemente restaurado que es de Cristóbal Halfter y vive en él (que lo vi en la puerta despidiendo a un amigo). No entiendo muy bien porqué esta ciudad es tan notable. Hay calles con esas casas enormes con escudos de las familias. A mi, estas cosas de las "casas solariegas" me tocan dan un poco de risa. No entiendo a la gente que se obsesiona con la genealogía. La casa donde nació mi abuelo Pedro era tan modesta que cuando él la volvió a ver, años después, el techo se había caído y dentro habían puesto un camello. Sin embargo, yo no puedo estar más orgulloso de él y de mis otros tres abuelos que todos fueron gente sin "casa solariega" y que fueron de unas islas a otras. La hospitalera del albergue me dijo que el apogeo de Villafranca fue sobre todo por el vino y la minería del carbón, pero que ahora, claro está muy en crisis. Mi menú de hoy fue lacón ahumado y un churrasquito de ternera que no estuvo nada mal. Puedo comer lo más grasiento de todos los menús que lo fulmino al día siguiente. Cuando llegue a Güímar, otro gallo me cantará. En Villafranca hay un magnolio centenario, pero no tan fantástico como el de Chacaica del Hotel Buen Retiro, aunque este pobrecito no se cuantos años más vivirá con lo mal atendido que está.

Cuando me fui a acostar, en mi habitación, una italiana que se retiraba del Camino se pegó llorando hablando con alguien por teléfono más de media hora. Tuve que ponerme en la puerta hasta que acabó el serial. Vaya coñazo.

domingo, 17 de octubre de 2010

Ponferrada, 16 de Octubre

Lo de hoy ha sido tremendo. Resulta que cuando por la mañana fui a retirar el dinero por el método PagoAmigo, que como siempre me lo hace Cristo debería llamarse en este caso "¡Paga, Amiga!", y no pude. Di varias vueltas por la ciudad, pero me dio la jirbilla de irme porque comenzaba a amanecer aún sabiendo que por el camino, solo iba a encontrar pequeñas aldeas sin cajero autómatíco. Desde por la mañana me planteé hacer dos etapas en una y llegar de un tirón a Ponferrada aunque las dos ciudades están separadas cincuenta y tres kilómetros. El caso es que además, cuando las etapas acaban en esas pequeñas aldeas de la montaña, la tarde es muy aburrida, sobre todo ahora que ya no están Jesús y Paula o Los Catalanes. Asi que ni corto ni perezoso me lancé a la montaña sin un euro y con solo agua y una magdalena.

La Maragatería es preciosa. Hay muchos bosques que al parecer están llenos de animales de caza mayor, pero como en otras ocasiones, no vi ninguno. Fui cruzando sucesivamente Valdeviejas, Murias de Rechivaldo, El Ganso, Santa Catalina de Somoza y Rabanal del Camino (ahi me comí la magdalena). Cada vez el paisaje se va poniendo más bonito, más boscoso y más húmedo. Todos esos pueblos viven prácticamente de los peregrinos y en algunos casos, como en Rabanal han prácticamente resucitado después de años despoblados. De Rabanal para arriba está uno alrededor de los mil metros sobre el nivel del mar. Luego vienen Foncebadón, casi despoblado y Manjarín (que está en ruinas). Al salir de Foncebadón está la Cruz de Ferro, que es un hito muy importante del Camino de Santiago. Marca el lugar más alto de todo el trayecto. Es una cruz de hierro sobre un poste vegetal. El hierro es muy emblemático por aqui porque en la antiguedad fue la principal producción de la zona, junto con el oro fue el motivo por el que los romanos se encapricharon en venir aqui. Yo ya en la Cruz de Ferro me estaba acojonando porque tenía hambre y el ambiente es un poco Izaña. Por alli había alguna vaca y poco más. Sin embargo, cuando empecé a descender por el otro lado se me quitó la cosa. Desde que "tumbas" por la otra ladera ya ves a lo lejos a Ponferrada, que es una ciudad enorme. Bajando cruzas El Acebo, Riego de Ambrós y Molinaseca que son tres pueblos preciosos, todos de piedra y muy bien restaurados. Tiene la pinta de sitios donde la gente pasa los fines de semana. Molinaseca debe ser un sitio ideal además para cuando los novios se van a hacer esas fotos que son la desesperación de los invitados al banquete. No lo he dicho, pero desde Astorga, ya no hay construcciones de adobe y abunda la piedra. Como las parcelas están bordeadas de tapias de piedra, tiene un poco el ambiente de Teno Alto. Todas las casas tiene balcones de madera y la planta baja son pajares o cuadras para las vacas.

Con Ponferrada a la vista, todavía tardé mucho en llegar a la ciudad. No me había imaginado para nada la ciudad tal y como es. Pensé que era un sitio más grande y más industrial. El sitio donde está construída la ciudad es muy singular y como en el caso de Segovia, la combinación colina-rio la hace preciosa. Como además tiene el castillo de los Templarios en un estado tan impecable (los templarios de verdad, no los de Chacona), la verdad es que es una ciudad encantadora. Yo, que solo conocía a Luis del Olmo, la Ponferradina y un subteniente del cuartel del que afortunadamente no he vuelto a saber nada, tuve una agradable sorpesa con Ponferrada. En el casco hay una glicina tan tremenda que tiene que estar apoyada en tutores de hierro. También había una glicina formidable en ese reducto de araferos rebeldes que era el Bar Francés. Arafo, que es en general un pueblo tan sumiso, cuando da productos de otro tipo los da de verdad y hubo un tiempo en que todos ellos se veían en el Francés, que era un bar tan apestoso como divertido. Solo por ver la glicina deberían abrirlo de nuevo.

No conozco ni a un solo peregrino de los que están esta noche en Ponferrada excepto a Harry el Irlandés. Me pregunto que habrá sido de tanta gente con la que he hablado en el Camino. Es posible que algunos vayan solo un día por delante de mi, como Horst, Johannes, Harry el Irlandés. Otros a lo mejor van justo detrás: Gustavo El Argentino, Julián el Panadero de Cáceres haciendo vaya usted a saber que extraños jueguitos con las bragas de Gonzalo creyendo que son las de Alejandra. El hospitalero del albergue de Ponferrada ¡es de la Aldea de San Nicolás!. A propósito, no se porqué, San Nicolás es una de las advocaciones más frecuentes a lo largo del camino. He visto decenas de iglesias dedicadas a San Nicolás. Yo claro, estoy todo el tiempo acordándome de mi sobrino Nicolás aunque yo lo llamo a veces Lacho porque me recuerda a la canción de cuna más extraordinaria que he oído jamás y que cantó Celia Cruz cuando aún no era pasto de las casas discográficas. Se las pongo, pero oiganla con los altavoces a toda mecha. No me importaría que eso fuera lo que cantan los ángeles en el cielo, pero me pega que no tengan propensión a esos ritmos tan calientes.

Astorga, 15 de Octubre

La mañana de hoy amaneció muy, muy fría. Hasta bastante avanzada la mañana fue imposible quitarme el abrigo. El primer pueblo por el que crucé fue Villares de Órbigo. Había unos niños que iban al colegio y estaban escupiendo mientras se esperaban uno al otro. Nunca he sabido yo escupir con propiedad. Lo que hago en el viaje es sonarme "como los moros". Me tapo un orificio y resoplo, y luego hago lo mismo con el otro. Muy fino yo.

Después de Villares de Órbigo vino Santíbañez de Valdeiglesias. Café con leche y una magdalena y pàlante. Entre Villares y Santíbañez ya hay muchos frutales y se ve que la hierba no se ha llegado a secar en todo el verano. Hay un irlandés, que se llama Harry que es el auténtico campeón de etapa. Me adelanta todos los días. Tiene toda la pinta de un irlandés, flaquito, pequeño, tatuado y muy religioso. Camina como un tiro. Llega un momento en que el camino va bajo un auténtico bosque. Después de más de diez días de páramo, es un alivio. A mitad de camino entre Santíbañez y la Cruz de Santo Toribio hay unos ocupas en una antigua casa abandonada. Si quieres, te ponen el sello y venden cosas. Tienen toda la casa llena de mensajes sobre el amor y todo eso. No se porqué, el Camino de Santiago llama mucho al hippierío. Me desea buen Camino y buena vida y yo le doy las gracias y sigo. Todavía sin calentar el sol, llego al crucero de Santo Toribio que no se sabe si es un punto donde el santo se alegró de ver Astorga o más bien el sitio donde juró que no iba a pisar la ciudad más nunca. El caso es que desde alli se ve toda la vega del río Tuerto donde están Astorga y otros núcleos. Es un sitio que está poblado desde antes del imperio romano y luego fue encrucijada de caminos para éstos. Hago una paradita y le mando mis mejores deseos a Rafael porque hoy es el día de entrega de los premios Planeta. La verdad es que me alegro sobre todo por la enorme capacidad de trabajo que tiene Rafael y que quizá no todo el mundo conozca. No digo más porque quedo como un adulón.

Cuando bajo a la vega el frío es terrible. La primera localidad, San Justo de la Vega es una auténtica nevera. Además, hay mucha niebla, de esa de la península, que no es como la canaria sino que sale de la tierra. A lo lejos se ve la ciudad espléndida. Mi primera ocupación fue renovar el puto carnet de identidad, que tengo perdido desde el día que estuve en Nájera. Ya en Astorga, sale el sol y la ciudad me deja deslumbrado. Solo al entrar, ya se ven los restos de una casa romana con un mosaico casi completo, unas pequeñas termas y el pavimento de unas habitaciones. Corro a la Policía y después de pasar la mañana observando a la población maragata mientras renueva su carnet, me atienden a mi y se acaba el problema. Ya tengo carnet.

Por suerte, el albergue, que es un antiguo colegio de monjas tiene internet gratis. Me paso toda la sobremesa conectado. Astorga es la ciudad con mayor número de pastelerías que he visto en mi vida. Por supuesto, también vi la catedral, el palacio episcopal de Gaudí y todas las ruinas romanas, que son espectaculares. Me comí tres dulces, uno detrás de otro, pero el más bueno fue el primero. Buena ciudad para Julián.

Cené solo y me fui de nuevo al albergue. Este albergue está totalmente atendido por extranjeros. No hay ninguna uniformidad en los albergues. No se si ya lo había dicho. Estos son extremadamente amables y a pesar de que no son unas instalaciones nuevas, todo está perfecto.

Creo que hoy he pasado todo el día solo, pero me entretengo tanto viendo a la gente que ni me he dado cuenta. Toda esta comarca se llama La Maragatería y yo me acuerdo de cuando en Estudio 1 daban La Esfinge Maragata de Concha Espina. También me acordé de Estudio 1 cuando crucé el parque La Grajera en Logroño, que salía la niebla del suelo como en La Dama del Alba que me cagaba todo cada vez que la daban. La tele de antes y la tele de ahora. El caso es que el rollo maragato da mucho de si: hay olla maragata, tiendas de sourvenirs maragatos y bodas maragatas. Las bodas maragatas tienen que ser para partirse de risa. El fotógrafo donde me hice las necesarias para el carnet (imagínense la pinta con que quedé) iba a enseñarle a un cliente el albúm de fotos de una boda maragata. Aunque me puso de goledor, no lo pude ver.

No pude ver ninguna iglesia ni museo de Astorga. Todo estaba cerrado.

No soy el único del Valle de Güímar que anda por estos mundos de Dios. Estando en El Burgo Ranero me llamó Enma Darias que está con su marido, su hermana Verónica y su prima Mariela Eliás haciendo el camino por la zona de Galicia. No convencieron a Nais porque se fue a Londres con Minguito que tiene más glamour. Las hermanas Darias también están encantadas con el camino, pero la parte por donde ellas están, está ahora mísmo más masificada. También están en el camino Milo Agulló y sus dos primas, pero ellas hicieron Saint Jean Pied de Port-Pamplona que les faltaba (el resto ya lo habían hecho). Estuvimos a punto de irnos de juerga en León, pero no cuadró.

Hospital de Órbigo, 14 de Octubre

La salida de León es igual de tremenda que su entrada. En realidad, hay que cruzar unos cuantos pueblos que la ciudad se ha tragado como Trobajos del Camino y la Virgen del Camino. Hace un frío que pela. La hierba por la mañana blanquea del hielo que se forma al congelarse el rocío. En la Virgen del Camino está la patrona de León que es una Piedad. La imagen es soberbia y está en una iglesia moderna que por lo visto ha sido muy controvertida. Sin embargo, en la fachada tiene las imágenes de los apóstoles y la Virgen muy modernas obra de Subirachs que a mi, sin ser algo que me guste mucho, me parecen muy buenas.

A partir de la Virgen del Camino el camino presenta dos opciones: la antigua que coincide con la carretera y que casi todo el mundo evita y una variante que se ha hecho para mayor seguridad del peregrino, que es la que yo seguí. Al salir de la Virgen del Camino y en realidad en muchos sitios por aqui hay cuevas para el vino. No son cuevas como las nuestras sino más bien archetadas y parecen la casa de Frodo el del Señor de los Anillos porque tienen tierra por encima. El colmo es que en uno de los grupos de cuevas hay un bar que se llama La Tierra Media.

Poco a poco, el campo va teniendo cada vez menos rastrojeras y más árboles sobre todo rebollos y robles. El primer pueblo que pasé después de la Virgen del Camino es Oncina de la Valdoncina (¡toma nombre!) y luego vienen Chozas de Abajo, Villar de Mazarife y Villavante. A partir de Villar de Mazarife, el camino es una recta completamente horizontal toda plantada de millo por todos lados. En mi vida había visto tanto millo. Mi padre fliparía. En estos tramos tan aburridos se te va un poco la cabeza, no se si ya lo había dicho, te pones a pensar en las cosas más absurdas. A veces yo me canto unos temitas de la Piquer, que eso siempre viene bien para la memoria. En mi familia somos un poco obsesivos con la memoria porque de viejos la perdemos. Mi tía Mari antes de dormirse repasa las tablas de multiplicar y las capitales de Europa (las de antes de dividirse Rusia, of course).

Llegando a Villavante pasa un rebaño de ovejas. El pastor a pesar de lo ageitado silbando y dando voces a los animales, también es sudamericano. MachuPichu, como diría aquella graciosa. Por esta zona hay lobos aunque nunca se dejan ver pero de vez en cuando se levantan alguna oveja por eso los pastores llevan unos perros mastines que son absolutamente preciosos. En Villavante hacen una cosa que me da una idea para hacer en Güímar, que no la escribo, pero que va a quedar muy bien.

Después de horas de caminar solo por completo, se llega a dos pueblos que son Puente y Hospital de Órbigo, uno a cada lado del río Órbigo. Son muy bonitos y están unidos por un puente muy antiguo, tortuoso y de muchos ojos que se llama el Puente Honroso. Al parecer, uno de Hospital en la Edad Media, que se llamaba Suero de Quiñones (un nombre asqueroso) se enamorò de una chica que no le hacía ni caso. Para que se fijara en él, todos los jueves se ponía una argolla de hierro al cuello. Cuando se cansó de esta táctica retó a todos los que cruzaran el puente a batirse con él. Cuando a fuerza de jugar mató a uno, lo dejó y se fue a Santiago caminando. La chica, impresionada o jarta de tanta tontería se casó con él y don Suero le regaló al Apóstol una replica del collar de hierro, pero en oro. Todavía estoy buscando lógica a toda esta serie de disparates.

El albergue parroquial es precioso. Las casas de Hospital tienen un patio interior como las canarias y de la misma manera tienen en el primer piso un corredor de madera. Por la noche, ceno sopa de trucha y huevos fritos con jamón. Hay muchas truchas por aqui, pero son de piscifactoría. La sopa de trucha es una cosa fea de ver, pero muy rica. Creo que soy el único en todo el albergue que habla español.

No he escrito nada de los palos. La gente anda arrastrando unos palos que da miedo. Se llaman "el bordón" y forman parte de toda la parafernalia del peregrino. Yo no llevo porque me pega que se me va a enredar en los pies y me voy a dar un samazo. Los guiris llevan dos palitos Decathlon Style que me parecen los más prácticos, los nostalgicos llevan palos de madera en algunos casos con una curvatura por arriba (un trabajo como otro cualquiera), los papas fritas llevan cualquier mierda que se encuentren: una caña (que se les rompe al momento), un palo todo cambado..en fin, lo que sea. El record hasta ahora lo ostenta un sanmiguelero que me encontré en El Burgo Ranero. Desde que lo vi de lejos con aquel tremendo palo y un regatón de hierro me dije:"-este es canario". El palito era como los de la Ceremonia de El Socorro. Solo por ir acarreando semejante tormento le podían dar la Compostela en papel especial. Me pregunto que obsesión tenemos los canarios de decir tan prontamente de donde somos. A la segunda frase, ya decimos que somos de las islas y si podemos forzar un poco el exotismo, mejor. No puedo con los ñakañakas y el guanchismo en general. El de San Miguel también llevaba, por supuesto, cuentas guanches, la banderita por algún lado y también la vieira. De la vieira o berberecho, les hablo otro día. Mi madre dice que hay que ver que raro soy que porqué no me compro un palito.

viernes, 15 de octubre de 2010

León, 13 de Octubre

No hay mucho que contar del trayecto desde El Burgo Ranero hasta León. El camino sigue siendo una monótona sucesión de campos de trigo y cebada, ahora prácticamente yermos. Hay un personaje en un pueblo a medio camino, Reliegos. Se trata de una especie de jipi, que se llama Eusiginio. Su bar es muy conocido porque ha salido en las guías del Camino y en algún artículo de periódico. Además, él ha llenado todos los postes de la luz, contenedores, bancos y, en general, cualquier objeto inanimado desde El Burgo en adelante, de fotocopias de sus "apariciones en prensa". La gente pinta en las paredes del bar o escribe cualquier tipo de cosa. A mi, que cuando lo vi en la guía, me cayó simpático, tanta popularidad me estaba ya tocando las narices. De todos modos, iba pensando lo que iba a escribir en la pared, asi que...De todos modos, no hubo necesidad, porque el tal Eusiginio, al ser tan famoso, abre el bar bastante tarde y no estaba operativo cuando yo crucé Reliegos.

Llegué con un hambre de lobos a Mansilla de las Mulas. Mansilla es una ciudad relativamente importante, a orillas del río Esla, que es caudaloso. Ya en Mansilla, uno va viendo como cambia el paisaje. Cada vez hay más árboles y la tierra no está tan seca. Toda la ciudad está llena de carnicerías, charcuterías, fabricas de embutidos caseros...en fin, una perdición para un comelón como yo. Me decidí para desayunar en un sitio que hacían sus propios embutidos y me comí un bocadillo de cecina sencillamente delicioso. La cecina es muy popular por aqui.

Desde que sales de Mansilla te das cuenta de que estás en las inmediaciones de una gran ciudad. Las proximidades de León se anuncian con multitud de polígonos industriales, tiendas de muebles, grandes superficies, solares con escombros y demás. Cruzas eso si, un puente enorme y precioso, con forma curva que se llama Puente de Villarente. Es un vado sobre el río Porma, muy famoso ya en la antiguedad. Me llamaron como cuatro o cinco veces y a todo el mundo le decía "estoy entrando en León", pero la verdad es que tardé como tres horas en hacerlo. Algunos peregrinos prefirieron quedarse en Alcahueja, que es un pueblo satélite, de esos que se traga la ciudad.

Por fin llegué a la ciudad de León y me dirigí al albergue municipal. Como no me gustó mucho porque era también albergue juvenil sin hora límite de entrada, me fui sobre la marcha al de las Hermanas Carbajalas, que son benedictinas y están a un tiro de piedra de la catedral. El albergue es muy grande y obligan a dormir separados por sexos (¡la ignorancia!).

La Catedral de León me gustó tanto o más que la de Burgos. Como soy tan provinciano, no había visto ninguna de las dos hasta ahora. De hecho, no conocía ninguna de las ciudades o pueblos por los que he pasado y voy a pasar excepto Santiago. Como el día estaba tan soleado, las vidrieras estaban fantásticas y me alivió ver que el contenido de la Catedral no era tan inabarcable como en el caso de la de Burgos. A estas alturas del viaje, estoy como espantado con el arte que he visto. Uno pretende verlo todo, valorarlo todo, memorizarlo todo, pero es imposible. Todo el casco de Burgos es muy bonito y está bastante bien conservado. Tiene algo que lo hace diferente a las otras ciudades españolas que he visto. No se si es la anchura de las calles, la luz en ellas..no se.

En la Catedral me encontré a Horst El Alemán. Hacía más de una semana, desde Santo Domingo de la Calzada que no nos encontrábamos. Estando juntos viendo la catedral, me encontré al pobre Gonzalo El Asturiano. El pobre hombre estaba desolado. De su casa le dijeron que no le podían mandar más dinero y había decidido regresar. Estaba hecho polvo y casi llorando. De hecho, en estos días me había contado muchas veces lo frustrante que había sido para él no haber podido hacer el Camino en 1999 después de haberse preparado. Lo dejé con mucha pena y a esta hora debe estar ya en su casa en Asturias, pero me da que es algo que le va a afectar para siempre.

Antes de acostarnos, rezamos con las monjas. Fue curioso ver a gente de tantos países (veintidós concretamente) y de religiosidades y formas de pensar tan distintas rezando a Completas con unas monjitas viejas benedictinas. Al final, como ya comienza a ser habitual, nos bendijeron en muchos idiomas. Lo hizo una monja muy joven. La orden es de clausura. A pesar de que parece que somos ya menos peregrinos, solo en el albergue de las benedictinas de León había hoy setenta y siete personas.

La idea de separar los sexos es horrible. La habitación solo con tíos huele mucho peor que si hay alguna mujer intercalada....y el concierto de ronquidos es también mucho peor. A mi lado se acostó un "chino" con un antifaz de tela y tapones en los ojos. Puso sus manitas sobre el pecho, como si fuera un sarcófago y se durmió como un leño.

El Burgo Ranero, 12 de Octubre

Hoy me hice una etapa cortita. La verdad es que ayer llegué cansado a Sahagún. Aunque podría llegar esta noche a Mansilla de las Mulas, prefiero avanzar solo hasta El Burgo Ranero (¡vaya nombre!). La salida de Sahagún es mucho más bonita que su entrada por el lado este. Al salir se cruza un puente sobre el río y hay una enorme alameda donde al parecer tuvo lugar una batalla de Carlomagno. Unos kilómetros después de salir, me veo de repente en la línea recta. Gonzalo, que me acompañó en la salida, se quedó algo atrás y yo me alegré porque está obsesionado con el tema del robo, el pobre. Además él si que quiere llegar a Mansilla de las Mulas esta noche. Para mi, no tiene sentido adelantar por adelantar porque mi pasaje de vuelta a Tenerife está fijado, sin posibilidad de cambios, para el martes 26 de octubre.

Vuelve a ser una caminata monótona, al lado de interminables campos de mieses, unos en barbecho que no se plantarán este año y otros ya sembrados e incluso comenzando a salir las plantas de trigo o cebada. Antes de entrar en la siguiente población, Bercianos del Camino, se pasa cerca de una ermita aislada, la de Nuestra Señora de Perales. Cada mañana está un poco más fria. Cuando llegué a Bercianos y me tomé mi café y leche calentito, estaban sacando los mineros de Chile de su agujero. Yo no sabía si eran otros mineros, me parecía increíble que fueran los mismos que antes de yo salir de Tenerife.

Llegué a El Burgo Ranero poco antes de mediodía. De hecho, el albergue aún no había abierto. El albergue es un edificio también construído de adobe, como la arquitectura tradicional de por aqui, que regentan unos ingleses. No todos los albergues del Camino son llevados por españoles, ni siquiera los municipales o parroquiales. De hecho, en muchos de ellos, los hospitaleros, que son voluntarios que cuidan y mantienen el albergue son de otros países: franceses, ingleses, holandeses...En algunos casos son de grupos semireligiosos, pero en la mayoría pertenecen a las distintas asociaciones de Amigos del Camino de Santiago (de Saint James, o de Saint Jacques, etc.). El albergue no tiene precio fijo y funciona con donativos. Lamentablemente no tiene internet porque hubiera sido una tarde estupenda para escribir.

El Burgo es minúsculo. Tiene dos hileras de casas y una iglesia que no pude ver abierta. El pueblo por supuesto gana mucho con la visita de los peregrinos. Hay dos restaurantes y una pequeña tienda cuyos principales clientes somos nosotros.

Aprovechando la llegada tan temprana, descansé y lavé toda la ropa que tenía sucia (que no es mucha, cargo lo mínimo). Luego nos pasamos toda la tarde cogiendo sol. Prácticamente no hablé con nadie porque no hay muchos peregrinos españoles y con los guiris me puedo hacer entender, pero no mantener una conversación interesante. Esta noche está aqui Harry, que es irlandés y uno de los pocos que mantiene el ritmo de Lisa La Australiana (también llamada La  Jabata y La Jaca por según que grupos. Por cierto, en Carrión, ella me preguntó por Los Catalanes, que ya regresaron a casa desde Frómista. Cuando se lo dije, le dió mucha pena porque dice que eran "muy machos". Sin comentarios.

Todas las tardes me llama mi madre. Las madres viven las cosas que uno vive, sin necesidad de hacerlo. Ella se priva con nuestros viajes y nuestras cosas como si lo estuviera viviendo ella. Supongo que todas serán más o menos asi. De manera que ella tiene en la mesa del cuarto de la tele abierto por el punto por donde yo voy, la guía que me prestó Argelio Díaz e intenta memorizar los nombres de los sitios que veo. Como además tanto ella como Dácil están ahora informatizadas, lee mi blog puntualmente. Llégó tarde a la informática, pero le saca el jugo, especialmente después de los dos viajes, a Camboya y a Vietnam de Eduardo en los que aprendió a chatear.

Por fuera de El Burgo Ranero hay una gran charca con aneas, patos y ranas (de ahí le vendrá el nombre al pueblo). Los peregrinos nos pasamos la tarde dándole vuelta a la charca y viendo una incríble puesta de sol. Al frente, solo la llanura y a la derecha, las cumbres de Asturias con los Picos de Europa iluminados por el último sol de la tarde.

Sahagún, 11 de Octubre.

Al salir de Carrión, por la mañana, todavia pude ver el monasterio de San Zoilo que es una maravilla, claro. Solo saliendo de la ciudad te tienes que enfrentar a ¡diecisiete kilómetros! completamente rectos y completamente planos. No se me ocurre nada más aburrido. Por esta zona el Camino de Santiago va sobre una vía romana, la Vía Aquitania, que unía lo que hoy es Burdeos con Asturica Augusta, la actual Astorga. Realmente hay muchos tramos del Camino de Santiago que son lo mismo que la Vía Aquitania y como además hay carreteras modernas que han ocupado el lugar del camino, se puede decir que estas carreteras usan el trazado que los romanos eligieron hace dos mil años para moverese por estas tierras. Yo es que flipo con las cosas de los romanos (Marco Didio, my hero!) y todo lo que tenga que ver con ellos me llama mucho la atención. Comparto esta afición con Vera.

Cuando por fin se acaban la recta interminable viene Calzadilla de la Cuesta, que con ese nombre, tan arafero, parece que surge de la tierra porque no se ve hasta que uno no está prácticamente encima. Café y leche en Calzadilla y palique mañanero con mi comadre. Pasan por la carretera una concentración de Mini Cooper tan bonita, tocando la pita. Cuando yo era chico, mi padre me llevaba en un MiniCooper de mi tío Pepe Ramos cuando iba a trabajar a Santa Cruz. Aunque me vomitaba siempre, me encantaban esos viajes con mi madre, que iba a comprar a sus mayoristas. Coger taxis, desayunar en la churrería de la Plaza Weyler, con sus azucareros de aluminio de colores, los colorines que mi madre me compraba (entonces no se decía tebeos), los barcos y el olor a vómito son todo uno para mi.

Después de Calzadilla (¿quien lo sabe?) viene Lédigos. Las casas por aqui son totalmente hechas de adobe. Con los años, las paredes se van inclinando, pero increíblemente no se caen. También son de adobe los muros de las fincas, de los corrales y hasta parte de las iglesias más modestas. Mi idea era llegar hasta Terradillo de los Templarios, donde había leído que había un albergue muy bueno, pero Terradillos es tan chiquito que no tiene cajero automático y tuve que seguir caminando. El dinero, después de que perdí la cartera con las tarjetas (...si mamá, las bloqueé desde que las perdí) , me lo tiene que mandar Cristo con un servicio, tan moderno, que se llama PagoAmigo. Los incordios de mis llamadas, la velocidad a la que me gasto el dinero y otros pormenores han sido motivo de no pocas risas en estos días.

Tampoco había cajero...ni bar, ni tiendas, ni nada en Moratinos, en San Nicolás del Real Camino a pesar de su nombre tan rimbombante. La gente compra en unos furgones que traen de todo: champú, yogur, papel higiénico...Le quise hacer una foto a uno, pero cuando me acerqué, el hombre creyó que venía a preguntarle la dirección y me señaló por donde seguía el Camino. Yo, por no desairarlo, seguí caminando. Al salir de San Nicolás del Real Camino también se sale de Palencia y se entra por tanto en la provincia de León (Leon puede ser abatido, pero nunca vencido, viva León querido -aunque creo que eso es de otro León).

Al final llegué a Sahagún. Es la capital del románico pobre porque todo está hecho en ladrillo. Pilar Franco, que es compañera del Ayuntamiento y es de allí me dijo que era la cuna del mozárabe y yo aqui lo pongo. La verdad es que para la importancia que tuvo la ciudad, está un poco descuidada. Además la gente de por aqui es demasiado aficionada a los grafittis, pero a los graffitis cutres... a los de toda la vida y hay partes de la ciudad que están que dan pena. Son muy importantes aqui San Tirso, la Peregrina y sobre todo, los restos de la Abadía de Benedictinos que fue tan grande que hizo que Sahagún se conociera como "el Cluny Español"

Al llegar al albergue, después de meterme casi cuarenta kilómetros, me encontré con tres italianas, gandulas y antipáticas que ya estaban apalancadas en las camas. Por supuesto, vinieron en guagua. Yo no entiendo las trolas que se mete la gente en esto del Camino de Santiago. Hay un francés, que tiene la rodilla como una col y que camina una media hora, coge un taxi y va en coche hasta las afueras del siguiente punto. Ahora no importa porque hay plaza para todos en los albergues, pero en verano, que alguien que apenas ha caminado te quite tu puesto para ducharte y descansar debe joder bastante. El albergue de Sahagún está instalado de una forma muy ingeniosa en una iglesia en ruinas. Está construído como un altillo, a mitad de altura de la iglesia, mientras que toda la parte baja queda como sala de exposición. Digo altillo, pero del suelo del albergue al techo de la antigua iglesia hay más de seis metros, claro.

Yendo a cenar con Gonzalo y los murcianos, el pobre hombre se dió cuenta de que le faltaban cien euros. No veas el disgusto que se cogió. Es como si de repente, toda la seguridad que tenía para moverse a solar por aqui, a pesar de sus sesenta y dos años hubiera desaparecido. Está hecho polvo. Como es un poco Don Quijote y va por Camino con su rollo de la hermandad entre peregrinos, la honestidad, el sentido religioso de la peregrinación y todo eso, pues no entiende nada de nada.

Carrión de los Condes, 10 de Octubre.

Sinceramente, no me llevo muy buen recuerdo de Frómista. Ni siquiera vi su famosa iglesia de San Martín porque por la lluvia ha estado muy poco tiempo abierta. De Frómista, el camino conduce a Población de Campos. Todo esto se llama genéricamente Tierra de Campos y efectivamente, el color de la tierra hace ver que es suelo muy fértil. Desde Castrojeriz se ha ido haciendo cada vez más oscuro y parecido al suelo bueno de Canarias. Se puede ir por dos caminos desde Frómista hasta Carrión de los Condes, uno va todo el tiempo por la carretera y el otro, el que cogí yo, va paralelo al río Ucieza. Caminé solo todo el día. No llovió, pero había una niebla tremenda. En algunos momentos, creí que me había equivocado porque el camino era solo una veredita al lado del río. Un poco antes de la llegada a Carrión, se quitó la niebla y salió el sol por lo que aproveché para el "momento café y leche". El albergue de Carrión lo llevan unas monjas benedictinas del convento de la Conversión (el nombre recuerda a las calculadoras que pasaban de pesetas a euros), mayoritariamente peruanas y está muy bien. Las habitaciones son agradables y las zonas comunes también están muy bien. Aproveché y lavé ropa porque estaba todo hecho una porquería con la lluvia.

Salí como siempre a ver que tal era Carrión. La calle está llena de gente tomando el aperitivo. Este es el momento peor de la peregrinación porque hablando con Cristo y viendo a todo el mundo de copas antes del almuerzo de domingo me dan ganas de estar con mis compadres echandome un vinito. A solas, hacer eso es más bien patético.

Hay edificios muy interesantes en Carrión, la mayoría iglesias claro. En la iglesia principal, que se llama Santa María del Camino ¡ya está hecho el Belén!. Yo supongo que Mingo, Fran, Alex, Rosi, Sekem, Javier e Hipólito, Haridian y todos los belenistas de Güímar ya están manos a la obra. Cuando éramos chicos, Carla Delgado hacía un belén en su casa espectacular. Le ponía lo que le salía del moño: las figuritas del belén, algún vaquero, los animales del zoo. Podía poner las lavanderas y al lado un avestruz y quedarse tan pancha. Ya apuntaba maneras la niña. José Carlos Mesa una vez modeló un belén a su estilo también. En una montañita puso a Carmina Delgado y a Javier Eloy con un chaleco azul que tenía y en el río, con las lavanderas, a Maria José y a mi cogiendo sol como en El Socorro.

Estando viendo la ciudad, volvió a llover con fuerza y regresé a toda prisa a recoger la ropa. Como salí al patio tan rápido y había un barro finito, me pegué un culazo tremendo y tuvo que lavar, ahora también los pantalones "de por la tarde". Gonzalo y los demás se partían de risa.

Ya de noche, al cerrar el albergue las monjas nos hicieron una bendición. Deben haberme bendecido como quince veces en este viaje y sin embargo, que aquellas mujeres que se habían pasado la tarde poniendo lavadoras y secadoras de los peregrinos, pusieran sus dos manos sobre las cabezas de tanta gente distinta para desearles un buen viaje y una buen vida, me emocionó como en ningún otro sitio.

Frómista, 9 de Octubre.

Salí de Hontanas oyendo a los zorros ladrando valle abajo. Delante de mi van Los Catalanes, que tienen una linterna que parece el faro de Maspalomas. El Camino por aqui no sale del valle donde está Hontanas, sino que avanza en la dirección del pequeño arroyo que va por el fondo. De vez en cuando caen chispas, pero sigue sin llover. Unos kilómetros más alla hay una cosa que es de los hitos más famosos del Camino de Santiago: las ruinas del monasterio de San Antón. Se trata de un convento gótico, que ya no existe. Delante de lo que fue la iglesia, hubo un tremendo arco por donde pasaba el Camino. Los peregrinos que llegaban aqui cuando el convento ya estaba cerrado, podían dormir bajo este arco e incluso en la pared de la derecha, hay unos nichos donde los frailes antonianos dejaban pan y vino para ellos. La carretera actual cruza bajo el arco y es impresionante. Los frailes antonianos se hicieron famosos porque curaban el "Mal de San Antón", una enfermedad cutánea que traía a la gente de cabeza. En realidad, era una reacción a un hongo que vive sobre el centeno, el cornezuelo y que atacaba especialmente a los lugares donde el pan era solo de centeno. El ergotismo, que asi se llama la cosa, curaba parcialmente cuando comenzaban a comer en España el pan de trigo o de cebada que le daban los frailes. Este rollo del ergotismo, sin escenario, yo lo aprendí con Ángeles Mata en COU. Ángeles era tremenda. Nos daba la Biología con un nivel altísimo y la gente se cagaba por las patas si te tocaba ella. Sin embargo, a mi me encantó como profesora y todavía hoy me echo mis grandes paliques con ella. Hace en Güímar una cosa más que notable: con un dinero que heredó de su padre creó en su honor la "Olimpiada Cultural Eloy Mata" entre los alumnos de segundo de Bachiller. No es muy frecuente que alguien haga esto. El próximo dieciséis de octubre se celebrará por tercera vez y siento no estar alli para echar una mano porque el Ayuntamiento colabora en la cosa.

Pasado el Arco de los Antonianos se llega a Castrojeriz que fue en el pasado una ciudad muy importante. Tiene castillo, varios conventos, dis iglesias parroquiales y sobre todo, la Colegiata de Santa María del Manzano una advocación a la que Alfonso X El Sabio dedicó varios poemas. Podría hablar de mi colegio, que se llama como este rey, pero como ya hablé de Ángeles, lo vamos a dejar para otro día.

Al salir de Castrojeriz ya llueve sin mosca. Hay una mujer recogiendo caracoles. En Pamplona también vi gente recogiendo endrinas, para hacer el pacharán. Como llueve tanto, saco de la mochila mi aún no estrenado chubasquero (que también me prestó mi prima Rosi Ramos). Con mi chubasquero amarillo, mis pantalones de lycra por la rodilla, mi mochila, el cinto de la mochila marcando cinturita sobre el chubasquero y las botas llenas de barro tengo una pinta genial.

La gente de Castrojeriz está sacando de sus casas unas planchas metálicas, como las que usamos en Güímar para regar, pero que aqui se ponen delante de las puertas para que la nieve no se pegue a ellas. El chubasco de hoy debe ser el pistoletazo de salida del invierno. Yo veo las planchas y me cago todo de pensar como será estar aqui dentro de un mes. Al final de Castrojeriz hay una cuesta tremenda que se llama Mostelares. Ahi me adelanta La Australiana.

Detrás de la cuesta de Mostelares empiezan a aparecer algunos regadíos, sobre todo de remolacha y finalmente llegué al río Pisuerga que divide la provincia de Burgos de la de Palencia y en la que me pongo solo con cruzar el Puente Fitero. Seguí caminando y después de unas subidas interminables y una bajada bajo la lluvia, tronando y con viento, llegué a Boadilla del Camino, un pueblo muy bonito, pero que me tiene que perdonar, que no vi ni su rollo jurisdiccional gótico porque ahi el agua me estaba ya llegando al calzoncillo. En medio de la lluvia, apareció Gonzalo El Asturiano y seguimos juntos. Esta flipado con La Australiana. Después de Boadilla llegué a una de las cosas más impresionantes que he visto en este viaje: el Canal de Castilla, una obra de la Ilustración con la que se pretendía hacer llegar barcos con el grano del interior a los puertos cantábricos. Es aunténticamente impresionante tanto leyendo su historia como viendo el mapa de la enorme cantidad de kilómetros que se construyeron, como viéndolo en realidad ya que todavía funciona aunque como conducción de agua. Al llegar a la ciudad donde iba a dormir: Frómista, hay unas esclusas enormes en las que las barcazas podían salvar la diferencia de cota. Después de más de dos horas bajo la lluvia, caminando con Gonzalo al lado del Canal, llegué a Frómista. La ciudad tiene mucho que ver, pero es imposible hacerlo porque todo, mi ropa, mis botas, el contenido de la mochila...está mojado. El albergue es bastante malillo para joderla más.

Por el camino, Gonzalo me contó un cuento buenísimo. En los albergues, la gente comparte la lavadora y la secadora porque lavar uno solo es un desperdicio. Antes de salir, y por miedo a que se rozara, su mujer y sus hijas le compraron "unas bragues" sin costuras. Yo pensé que era una forma de hablar, pero no. Eran bragas auténticas. Dos negras y dos color carne, para ser más exactos. El hombre no tiene nada de afeminado, pero se ponía sus bragas tan contento porque asi no se rozaba. En el albergue de Logroño, conocimos a Alejandra, una argentina muy guapa que hacía el camino en bicicleta. Lavaron juntos Alejandra, Gustavo, Gonzalo El Asturiano y Julián, el Panadero de Cáceres. Después del lavado, se perdieron dos bragas de Gonzalo. Me contó muy serio que él creía que las había robado Julián creyendo que eran de Alejandra,  "¡¡¡porque es fetichiste!!!"

Hontanas, 8 de Octubre

Agüita el choleo de hoy. Salí de Burgos con la amenaza de la lluvia y con todo mojado, pero sin llover. Caminamos cuatro o cinco peregrinos por la ciudad, medio perdidos. La entrada y la salida de las grandes ciudades es lo peor del Camino. Cuando por fin llegamos al campo, es en un sitio que se llama Villalvilla. Está lleno de urbanizaciones vacías, solo calles y farolas. La imagen del fracaso de la España del ladrillo, de la que tantos ejemplos tiene Tenerife. Poco a poco, nos vamos metiendo en una vega y por el centro baja el río que cruza Burgos, que es el Arlanzón. Hay muchos cultivos de alfalfa y en eso, llego a Tardajos. En el bar de Tardajos donde me tomo el cafelito hay dos papagayos tullidos de frio y un zorro disecado. En la tele se ve un taxita que se volvío loco y le está dando leña a una gente...en Alemania. El Camino cruza luego Rabé de las Calzadas y Hornillos del Camino. En Rabé, cuando caminaba junto a Gonzalo El Asturiano se acercó un viejito y nos regaló una medalla de la Milagrosa que va colgando en mi mochila. Cuando nosotros éramos chicos, mi tía Avelina se sacó en una tómbola una imagen de la Milagrosa, pero no una imagen chiquita no: una grande de más de un metro cincuenta. Visto "desde la perspectiva actual", el premio era un poco fule porque a ti te toca una Milagrosa de un metro cincuenta, ¿y que haces?. Ella la tuvo ni se sabe los años en un armario. Nos decía a Conchi y a mi "¿Quieren ver la Virgen"?, y apartaba los trajes y la veíamos, con su serpiente y todo. Luego se la regaló a Nicanor Rivero y éste a su vez al barrio de San Francisco Javier, el Volcán de Abajo, que ahora le hace su fiesta con Paquito a la cabeza.

Cuando superas Hornillos del Camino, empiezas a subir y bajar unas enormes mesetas, totalmente planas y sin vegetación. Como uno es canario, y en las islas el relieve es tan montañoso y vivimos tan apretados, la visión de kilómetros y kilómetros de terreno llano y sin siquiera un gallinero, te deja flipado. Me crucé varias veces con Lisa La Australiana. Hay un montón de australianos haciendo el Camino de Santiago. Lisa va sin equipaje porque tiene una especie de acompañante que se encarga de eso. Le busca el hotel, le prepara la ruta y le lleva en un coche el equipaje. Debe de tener perras como estiércol. Es muy simpática y aunque tiene más de cincuenta años, llama la atención. Gonzálo El Asturiano dice de ella que tiene "un par de ñalgadas en cada ñalga". Es muy fuerte, lo que antes se llamaba una mujer hermosa y ahora, despectivamente, una mujer gorda.

A pesar de que los carteles decían que me iba acercando a Hontanas, el pueblo no aparecía por ninguna parte. Incluso la última de las señales, que decía que Hontanas estaba solo a medio kilómetro parecía una broma porque seguía sin verse prácticamente nada. En el último momento, aparecíó un pequeño valle, algo más que un barranco y en el fondo estaba Hontanas. Hontanas huele a cochino que tumba, pero es un sitio agradable en medio de todo este páramo. Su albergue municipal, que fue el antiguo Hospital de San Juan es un sitio acogedor, bien decorado y restaurado. Vale como todos por esta zona unos cinco euros o sea, un regalo. Sin embargo, después de duchado y cambiando de ropa, llegó la empresa que hace las fumigaciones y tuvimos que irnos a otro albergue, este si, mucho más cutre y helado. Hoy están también en Hontanas Paula y Jesús, que son una pareja de Murcia que caminan que da miedo. Lo que hay que ver en Hontanas se ve en media hora. Hay un supermercado de un cubano que a saber como acabó aqui. Una vieja seca cuando vió que comenzaba la llegada de peregrinos abrió la iglesia para que la viéramos y se puso en el último banco. La iglesia tiene dos cosas: valor y humedad. Como la vieja no nos quitaba ojo de encima, le puse todas las monedas marrones que yo tenía, en la alcancía. El pueblo es del tamaño de la mitad de La Hoya, pero todos los días llegan más de cien peregrinos.

Como el sitio es tan aburrido, todos los peregrinos confraternizamos. El grupo de Los Catalanes es ruidoso y divertido. Desayunan siempre con vino y donde están hay vacilón. La cena, todos juntos fue estupenda. Me comí, entre otras cosas, una "olla de garbanzos" buenísima, pero que me hace pensar que mañana debo caminar solo durante las primeras horas del día. Gonzalo no paró, sigue caminando hasta Catrojeriz. Con nosotros cenó un gallego que se llama Miguel. Recorriendo el pueblo, una señora lo llevó a que viera la colección de maquetas que ha hecho su marido y con las que combate el aburrimiento del invierno. Tiene algunas muy buenas de la catedral de Burgos, de la iglesia del pueblo y de la casa de su propio hijo, que es camionero, que ha hecho mucho dinero y que imita a un castillo. Esa historia me suena de algo.

Me despido con esta imagen de homenaje a la Gran Australiana

Burgos, 7 de Octubre.

Hola de nuevo. Antes de comenzar, porque luego se me va la olla, gracias a todos por sus comentarios. Aunque no los conteste, los leo..o mejor dicho, me los lee Cristo por teléfono puntualmente todas las mañanas. Con Cristo estoy todo el tiempo "on line". Hablamos tanto que creo que cuando sea viejo y el alzheimer me empiece a trafegar la cabeza voy a pensar que hice este viaje con ella. Por cierto: a la atención de Luis Mesa Provencio: no soy el cura de Güímar. No se si el error del pobre chico es que piensa que el negro comelotodo que ve en casa de su abuela, devorando el chorizo de Arévalo es un sacerdote o bien cree que el que camina por estos mundos de Dios es el gomero de los bracker o el palmero de envidiable pelo rizado. Saquen a esa criatura de su error.

La salida de San Juan de Ortega, vuelve a ser durante la noche. Yo creía que al llegar al monasterio se había acabado ya el bosque de Montes de Oca, pero no es asi. Realmente los árboles continúan durante unos cuantos kilómetros más en dirección a la ciudad de Burgos, de la que se ve el resplandor antes de amanecer. Cruzando el bosque de noche, le da a uno la cagalera que debió darle a los peregrinos medievales cuando iban (y volvían) a Santiago. Por el bosque me encontré con La Filipina. La Filipina es tan masculina que tar´de días en darme cuenta de que era una chica. ¡Bien le gusta el Camino a las machonas! No se porqué, pero hay un montón. Sin embargo, mariquitas no hay muchos. Yo creo que si cruzara Granada, Córdoba, Sevilla...la cosa sería distinta. A la salida del bosque me encontré de nuevo un grupo de vacas y me di cuenta de que no había visto apenas ganado en la última semana. El primer pueblo que crucé en la ruta fue Agés. Es un núcleo pequeño, pero muy bien conservado. Está sobre la llanura de Atapuerca y se ve a lo lejos la ciudad famosa por sus huesitos. Toda esta zona tiene en los pueblos dos tipos de edificaciones: las que son pajares o para meter ganado y las verdaderas viviendas. Las viviendas suelen ser de piedra, pero las otras son de barro y madera, y como no están enfoscadas, se ve la estructura de madera, todo muy en estilo "La Bella y la Bestia" y las viviendas son sobre todo de piedra. Al salir de Agés, una madre despedía a su hija en la puerta y le decía "sobre todo relajada..". Tendría un examen. Es curioso pensar como la gente con la que te cruzas un instante, tiene una vida de la que uno no ha sabido nada justo hasta ese instante y de la que no sabrás nunca nada más. Y también que el peregrino que pasa con legañas en los ojos es lo mismo para ellos.

Por el camino me llega un mensaje de Mari Román recordándome que hoy es el día del Rosario (de cuya fiesta y pormenores estoy perfectamente informado por el tandem Juan Miguel-Náyade) y me dice que rece un rosario. Yo, como soy tan obediente y la carretera de Agés a Atapuerca es una recta, me rezo un rosario contando con los dedos de las manos. Eso si, Mari, la letanía no la hice porque igual se me iba la pinza y me cepillaba un camión.

Atapuerca está impecable, pero es un poco "parque temático". Incluso había un restaurante que se llama "Como Sapiens". No tiene desperdicio. Pasado Atapuerca hay una sierra con el mismo nombre donde tuvo lugar la batalla del mismo nombre en 1504. Cuando uno está en la sierra, a donde quiera que mire, todo son generadores electricos, "molinos" como los de Arico.

No se que pasó hoy, que todo el mundo caminaba en pelotón. Íbamos disimulados, pero como a la porfía. Cuando alguien te adelanta, te mira con una sonrisita pérfida y uno mismo, sin darse cuenta, aprieta el paso hasta que lo vuelve a adelantar. En Cerdeñuela de Rio Pico (¡vaya nombres, por Dios!) descansamos y aunque no lo noté en el momento, perdí mi segunda cartera. Si mamá, ya había perdido la primera con mi documentación y tarjetas en Nájera. Diré que todo Cerdeñuela de Rio Pico y el pueblo que le sigue, Orbanaja de Rio Pico (¡se quedaron sin fósforo!) olía a rosquillas que mareaba. También por el camino vi muchos membrillos, con la fruta justo a punto.

Antes de llegar a Burgos me llamó Maruchi Hernández y casi se me cae el brazo de lo que hablamos, ¡y lo que le saldría a ella la llamada! Hablamos de todo, ¡como ella es tan positiva después de hablar te deja como nuevo!

Pasado Orbaneja se pueden coger dos opciones, la más antigua va todo el tiempo paralela a la carretera y por eso la mayoría de la gente usa una, de trazado más moderno, pero que va por zonas más solitarias bordeando el aeropuerto de Burgos. De la historia de Burgos no digo nada porque para eso les pongo un enlace a la Wikipedia, pero claro, como fue durante tanto tiempo la sede de la Corte de Castilla, pues está llena de cosas que ver. En realidad, me sorprendí de cuantas cosas sabe uno, sin tener conciencia de la historia de esta parte del país, especialmente del Cid y sus andanzas. La catedral es algo impresionante. Parece como si no tuviera relación con el resto de los edificios que la rodean, como si hubiera estado allí de antes o hubiera caído luego del cielo. Es tremenda y hace falta al menos un día para verla bien, asi que el resto del día se me fue en ella. Durante el viaje he pensado mucho en la posibilidad de llevar en un hombro a Carmen Milagros González, para que me contara cosas de todo este arte que voy viendo y en el otro a Leo para que me dijera esos chismes históricos tan suculentos que ella sabe. Descarto la posibilidad porque aunque no son chicas gordas, con la mochila ya es suficiente.

El albergue de Burgos es una maravilla. Por cuatro euros da verguenza las comodidades que ofrece. El diseño de las camas además es el mejor que he visto en el camino porque los peregrinos no se molestan unos a otros, la cama tiene luz individual y enchufe. Por supuesto hay también cocina, comedor, lavandería, tendederos, zonas comunes y todo eso, pero realmente impecable. Creo que se construyó el año pasado y tiene seis plantas.

Estando en la Catedral por fin, comienza a llover. No es algo muy fuerte, pero me da yuyu pensar que llueva cuando mañana esté caminando. Hace días que ceno con Ana, que es de Guipuzcoa y con Nelson, que es portoriqueño. Es muy curioso como a pesar de que la mayoría de la gente camina sola, se hacen grupos para la tarde y la noche.

Burgos está lleno de esas estatuas que le gustan tanto a algunos alcaldes. De esas que representan viejas profesiones, gente normal...A mi personalmente no me gustan nunca, pero en la ciudad de Burgos llegas a tener ganas de vomitar. Vi dos cabezudos delante de San Lesmes, unos viejitos (ella haciendo croché), unos bufones medievales, un caminate como nosotros descansando en un banco, una castañera, una chica con un paraguas...en fin, un montón de atrabancos.

Y hasta aqui la ciudad de Burgos.

domingo, 10 de octubre de 2010

San Juan de Ortega, 6 de Octubre.

El desayuno en el albergue Cuatro Cantones fue riquísimo. Eso si Elena, no había colador para las natas. El espectáculo del cazo de la leche no era muy edificante. Delante de mi  por el Camino va Fernando. Fernando es portugués y tiene cuatro hijos de tres mujeres distintas. Va a Santiago por motivos espirituales y me cuenta cosas sobre eso: empieza bien, hablando del destino, pero luego habla del libre albedrío, los gnosticos y cuando me doy cuenta estamos hablando de alquimia. No está mal.

El primer pueblo que pasé fue Tosantos. Tosantos tiene como patrona a la Virgen de la Peña y su su ermita está en una cueva. Ni que decir también está en una cueva. No lo dije en su día, pero en la plaza de Nájera había decenas de personas negras esperando que se los llevaran a trabajar en la vendimia. Partían el corazón. Duermen en la calle a la espera de que alguien se los lleve y vienen de otras zafras de la península como las de la fresa, la aceituna o las que sean. También en aquella zona hay muchos sudamericanos, lo que una carimática presidenta de asociación de vecinos de Güímar llama "MachuPichus" sin darse cuente de que en ella no resulta tan gracioso como en la irreverente serie de televisión. En realidad, no resulta nada gracioso. Me gustaría ver que nombre le pondrían a ella en Oslo, en Londres o en Berlín si tuviera que ir a trabajar allá.

Después de Tosantos vienen Villambista, Espinosa del Camino y Villafranca de Montes de Oca. Al salir de Espinosa vi las ruinas del convento de San Felices que son ¡del siglo VI!. Hasta risa me da. A partir de Villafranca empieza una pechada tremenda y el paisaje, que lleva días siendo llanos inmensos de cultivo de cereal, pasa de nuevo a ser un monte espeso. En los Montes de Oca, viven muchos jabalíes, corzos y hasta algún lobo. En el pasado, los bandidos se refugiaban en él para matar y robar a los peregrinos que lo cruzaban. Yo, como soy hijo espiritual de Felix Rodríguez de la Fuente, iba privado a ver si veía alguno, pero no tuve suerte. Eso si, el monte es espectacular y en los charcos vi las huellas de los jabalíes cuando van a "trompiar" alli por las noches. Esto le gustaría mucho a mi sobrino Miguel.  Son doce kilómetros de bosque cerrado en los que no me crucé absolutamente a nadie. Bueno si. A alguien si que me encontré. Resulta que el Camino de Santiago tiene un paralelismo con el juego de la Oca al parecer, y uno de los argumentos que se esgrimen para esto es el propio nombre de estos montes. Pues cuando yo casi iba saliendo, me encontré de frente con otro peregrino, con una malla de esas para disfrazarse de esqueleto. De lejos era un esqueleto tal. Yo pensé: "¡coño, ¿ya estoy en la casilla de la muerte?". Él iba como haciendo la gracia, a ver que cara ponían los peregrinos.

En el punto más alto de los Montes de Oca, hay un monumento muy sencillo muy bonito, con poemas de Miguel Hernández (no mi sobrino, sino el otro) porque allí fusilaron a trescientos republicanos. Se queda uno seco con esas cosas.

Finalmente llegúe a San Juan de Ortega. Resulta que no es un pueblo, sino un santuario que en el pasado era imprescindible para hacer la travesía por estos montes. La iglesia es fantástica y el convento también debió serlo aunque está casi en ruinas. No hay mucho que hacer en toda la tarde excepto visitar el monasterio. La reina Isabel la Católica lo favoreció mucho porque la ayudó a quedar embarazada. Bueno, el monasterio y Fernando el Católico que también hizo su parte. Para quedar embarazadas, reinas e infantas venían aqui y se ponían el cinturón del santo. No está mal la cosa. Otra cosa increible del monasterio es el Milagro de la Luz. En un capitel de una de las capillas, un rayo de sol entra los días del equinoccio de primavera y otoño e ilumina una serie de escenas relativas a la Anunciación. Por lo visto la gente viene a montones a ver eso.

El albergue de San Juan de Ortega está fatal. Yo creo que está tal y como lo dejó el propio santo. Sin embargo, he comprobado que los albergues con menos adelantos, son aquellos en los que mejor se duerme. La gente, para no coger hongos, se queda quieta todo el tiempo en la camita y eso conviene.

Por supuesto, siguen desfilando morcillas de Burgos, sopas castellanas, huevos fritos con chorizo y todas esas cosas que harían que le saliera un sarpullo a mi dietista de la Farmacia San Pedro.